Su realidad es paradójica. Es el país más poblado (170 millones de habitantes) y el mayor productor de petróleo en África (2,46 millones de barriles por día). Pero también importa la totalidad del combustible que consume, posee un índice de pobreza del 60% y una tasa de desempleo del 26%.

Es la República Federal de Nigeria que desde el 2009 enfrenta una escalada de violencia protagonizada por el grupo miliciano Boko Haram, que busca imponer la sharia o ley islámica en una sociedad dividida por su diversidad étnica, política y religiosa. En el norte predomina la población musulmana y en el sur la cristiana.

El 14 de abril pasado, Boko Haram causó indignación internacional al secuestrar a 276 niñas de una escuela en Chibok, Borno, donde vive una importante comunidad cristiana.

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La amenaza que lanzó Abubakar Shekau, líder de la agrupación, a través de un video difundido a inicios de este mes, de vender a las niñas o casarlas a la fuerza argumentando que Alá (Dios) se lo pidió, generó que EE.UU., Francia, Inglaterra y otros países se ofrezcan a colaborar en su búsqueda. Pero el gobierno de Nigeria, reticente a la injerencia extranjera, aceptó la ayuda un mes después.

Niñas secuestradas

Cincuenta y tres de ellas lograron escapar, pero 223 siguen en poder de esta red extremista que ha dejado desde el 2009 un saldo de 3 mil muertos.

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La tensión aumentó la semana pasada cuando en otro video Shekau mostró a unas cien de las niñas secuestradas y planteó liberarlas a cambio de militantes de su grupo presos.

Shekau, por quien EE.UU. ofrece una recompensa de $ 7 millones, es considerado un “terrorista a escala mundial”.

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Desde que asumió el liderazgo en el 2009, cuando fue eliminado su líder Mohamed Yusuf, ha cometido ataques contra escuelas, iglesias, mezquitas, oficinas estatales en el norte del país. Ahí está asentado Borno, un estado con un 50% de desempleo y que enfrenta desde hace una década el terror sembrada por Boko Haram. Un escenario propicio para que la organización, cuyo nombre en lengua hausa significa la educación occidental es un pecado, capte a jóvenes a sus filas.

Borno y los estados de Adamawa y Yobe fueron declarados en emergencia desde mayo del 2013 y se anuncia la extensión de una nueva declaratoria, pero esto no ha frenado los ataques sangrientos de este grupo.

La ofensiva del ejército es brutal, comete masacres y bombardea a aldeas sospechosas de albergar a sus miembros. En respuesta, los extremistas destruyen aldeas acusándolas de colaborar con los militares.

Según el Departamento de Estado de EE.UU., las ejecuciones extrajudiciales y los abusos que cometen funcionarios del gobierno son los principales problemas de derechos humanos en Nigeria, que es miembro de la ONU y ocupa el puesto 144 de entre 177 países en el ranking de corrupción que elabora Transparencia Internacional.

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Contra educación de las mujeres

Boko Haram se opone a la educación femenina, pues la considera prohibida. La Unicef está preocupada. Nigeria, donde se habla más de 400 lenguas en los 36 estados, registra 10 millones de niños sin escolaridad. El analfabetismo es del 32%.

El presidente del Senado de Nigeria, David Mark, reconoce que la rebelión ha persistido en los últimos años porque el gobierno había subestimado inicialmente a los insurgentes. “No nos dimos cuenta a tiempo de que tenían conexiones internacionales”, señala.

El gran muftí de Arabia Saudita, principal autoridad religiosa sharia, dice que Boko Haram daña la imagen del Islam.

Algunos de sus miembros, que lograron huir al exterior en el 2009 tras enfrentamientos con policías y militares, se entrenaron con Al Qaeda en Malí entre el 2012 y el 2013.

El presidente nigeriano, Goodluck Jonathan, admitió el año pasado que sospechaba que Boko Haram podría estar en los cuerpos ejecutivo, legislativo y judicial, así como en la policía y fuerzas armadas.

Cinco jefes de Estado africanos reunidos ayer en París por iniciativa del presidente François Hollande adoptaron un plan de acción conjunto contra Boko Haram, al que calificaron de “gran amenaza” para todo el continente.

Jonathan dijo que Boko Haram ya no es un problema local porque actúa como una operación de Al Qaeda, y se sumó a la voluntad de sus homólogos de “declararle la guerra”.