Abubakar Shekau, el líder del temido grupo extremista islámico Boko Haram, estaba en la mira de las autoridades incluso antes de que anunciara que había secuestrado a cientos de niñas de una escuela en Nigeria y que pensaba venderlas como esclavas.

Incluso antes del plagio, el gobierno estadounidense había ofrecido 7 millones de dólares para cualquier información que lleve a la captura de Shekau.

En sus sermones, captados en grabaciones de baja calidad, Shekau advierte que la "guerra santa" es la única manera de que se beneficien los musulmanes en Nigeria.

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Exhorta a sus seguidores a matar con bombas y metralla en este país, rico en petróleo. Nigeria tiene más de 160 millones de habitantes, con una región norte donde los musulmanes son mayoría, y una región sur donde los cristianos dominan.

"Está aislado, se ha radicalizado y está tan divorciado de la realidad que cree que puede tumbar al Estado nigeriano", comentó J. Peter Pham, director del departamento africano del Atlantic Council, un centro académico en Washington, y quien escribió en el 2012 un informe titulado "La amenaza que presenta Boko Haram".

Pham dice que el grupo se ha hecho cada vez más violento.

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En un video del 2010, Shekau aparece con vestimenta islámica, un fusil AK-47, y una pila de libros sobre el islam, aseverando: "No vayan a creer que la yihad ha concluido. Todo lo contrario, apenas comienza".

Secta extremista

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La secta radical Boko Haram, autora del secuestro de más de 200 niñas que ha suscitado una gran condena internacional, es una milicia que lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, un país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiano en el sur.

El grupo, cuyo nombre significa en lenguas locales "la educación no islámica es pecado", fue fundado en 2002 por el clérigo musulmán Mohamed Yusuf.

Yusuf creó en Maiduguri, la capital del estado de Borno (noreste), un complejo religioso que incluía una mezquita y una escuela islámica, donde muchas familias musulmanas de bajos recursos inscribieron a sus hijos.

Pero el objetivo de Yusuf no era realmente establecer un centro educativo, sino un campo de reclutamiento de jóvenes que posteriormente lucharían contra el Gobierno nigeriano para instaurar un Estado regido por la "sharía" o ley islámica.

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En 2009, Boko Haram empezó a atentar contra edificios del Gobierno en Maiduguri y comisarías de policía.

Ese mismo año, Mohamed Yusuf fue detenido y asesinado por las fuerzas de seguridad.

Aunque las autoridades nigerianas aseguraron entonces que era el fin de Boko Haram, los islamistas se reagruparon bajo el actual líder del grupo armado, el teólogo Abubakar Shekau.

Desde entonces, los fundamentalistas mantienen una sangrienta campaña que ha causado más de 3.000 muertos, especialmente en el noreste del país, base espiritual y de operaciones del grupo fundamentalista, donde miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares.

Sangrientas huellas

Pero no fue hasta 2011, cuando Boko Haram atrajo la atención internacional con un atentado contra la sede de Naciones Unidas en Abuya, la capital administrativa de Nigeria, en el que murieron 23 personas.

A finales de diciembre de ese mismo año, el Gobierno nigeriano declaró la situación de emergencia en el noreste del país, concretamente en los estados Yobe, Borno y Adamawa, donde los ataques no han cesado.

En el último año, la campaña de los islamistas se ha intensificado con asesinatos frecuentes, secuestros, robos y destrucción de escuelas y viviendas en esos estados norteños.