El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, pidió el miércoles el concurso del sector privado en el desarrollo de un nuevo modelo productivo que permita impulsar la producción y combatir la inflación y la carestía en el país.

"Me convoco, los convoco, vayamos todos sin mezquindad", dijo el gobernante al invitar a los empresarios a "incorporarse a esta nueva ofensiva económica" que tendrían entre otros objetivos delinear planes de producción y la sustitución de las importaciones, pero sin abandonar acciones estrictas de fiscalización por parte de los organismos del estado.

"Hay que asentar una base económica independiente propia y sustituir definitivamente y cerrar un ciclo histórico de hace 50 años... en el que se impuso el rentismo parasitario dolarista especulativo de realización de ganancias en base a actividades no productivas", dijo Nicolás Maduro en un discurso televisado en el marco de un proceso de diálogo entre empresarios y el gobierno.

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"Hagamos una iniciativa de toda la patria para una nueva economía. Yo creo que podemos iniciar un nuevo escenario económico, es una exigencia de todo el país. La crisis que estamos viviendo hoy nos da la oportunidad para construir un nuevo modelo", agregó.

Nuevas medidas
Maduro prometió el miércoles el pronto pago de parte de la multimillonaria deuda estatal con importadores y agilizar los trámites burocráticos para compras externas, en el marco de su ofensiva contra la crisis de desabastecimiento y la inflación.

El país con las mayores reservas petroleras del mundo enfrenta una inflación de 57% anual, desabastecimiento de uno de cada cuatro artículos básicos (importados en su mayoría) y desaceleración del crecimiento económico que cayó en un año a la cuarta parte, lo que ha disparado sangrientas protestas en febrero y marzo.

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Maduro había prometido para esta semana el lanzamiento de la segunda ofensiva en la "guerra económica contra la burguesía parasitaria" basada -anticipó- en tres ejes: producción, abastecimiento y precios justos.

Pago de divisas pendientes
El gobierno pagará de "manera inmediata" un 30% de las divisas pendientes a importadores privados, que aseguran que se les adeudan 13.000 millones de dólares y se quejan de que el retraso en la asignación de divisas agudiza el desabastecimiento.

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En Venezuela rige hace más de una década un estricto control de cambios y durante 2013 el gobierno se atrasó en la entrega de los dólares destinados a la importación de productos básicos, pero que también al amparo de una "fiesta petrolera" se utilizaron para subsidiar turismo internacional de lujo e importaciones suntuarias.

En paralelo, el mandatario extendió hasta el 31 de diciembre un decreto para "la excepción de los mecanismos y facilitación de trámites de importación en todo el sector de alimentos y salud", que inicialmente aprobó a finales del 2013.

Miles de millones de dólares para inversión
El presidente dijo además que pondrá a disposición de los proyectos de inversión con fines productivos parte de miles de millones de dólares acumulados en una serie de fondos específicos.

"Vamos a generar incentivos para construir la vocación exportadora del país (...) Son fuentes nuevas de (las) divisas que necesita" Venezuela, agregó.

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Cerca del 95% de las divisas de Venezuela provienen exclusivamente de las exportaciones petroleras, área cuya producción está estancada en menos de 3 millones de barriles diarios, aunque el país cuenta con 300.000 millones de barriles de reservas.

Dependiente de importaciones
Para surtir su despensa, el venezolano de a pie se lanza cotidianamente a un recorrido de supermercado en supermercado para, luego de realizar filas por horas, obtener -si tuvo suerte- leche uruguaya, carne nicaragüense, pescado chileno, café brasileño, harina canadiense, toallas desechables colombianas o papel higiénico estadounidense.

Los productos de la canasta básica son vendidos a precios controlados que resultan ínfimos comparados con el mercado internacional, lo que ha propiciado un tráfico de mercancías hacia la vecina Colombia, una situación que Maduro prometió derrotar.

El presidente también anunció que seguirán las inspecciones de comercios para hacer valer la ley de "precio justo" decretada en el 2013 y que llevó a rebajas compulsivas de todo tipo de productos.

Pero los últimos controles gubernamentales no han frenado el paso galopante de la inflación e incluso han propiciado, junto con la sequía de dólares, que los centros comerciales, antaño inmunes a la escasez, se conviertan en plazas fantasmas con anaqueles vacíos y vitrinas desnudas.

Diálogos y ataques
Maduro lanzó el 27 de febrero un diálogo nacional de paz con distintos sectores, entre ellos el privado, en un inédito encuentro con dirigentes de las cúpulas empresariales en el palacio presidencial de Miraflores.

Tras meses de un duro intercambio de ataques en los medios, gobierno y empresarios moderaron su tono en las últimas semanas y celebraron encuentros públicos y privados, pero Maduro volvió a fustigar el martes al sector con la advertencia de que no escuchen "malos consejos" de la patronal Fedecámaras y advirtió que habrá nuevas inspecciones de precios.

La perspectiva de nuevas "fiscalizaciones" desató la preocupación del privado Consejo Nacional del Comercio y los Servicios, que ha subrayado que "antes que multas y cierres", es necesario mayor información para que el sector no se vea más afectado por estas reglamentaciones, que tienen confundidos a muchos comerciantes.

Venezuela cerró 2013 con la mayor inflación de América Latina y récord en el período chavista, que comenzó en 1998.

El crecimiento del PIB en 2013 fue de 1,6% según cifras preliminares, muy por debajo del 6% previsto y del 5,6% de 2012.

Para 2014 el presupuesto contempla un crecimiento del 4%, aunque el Fondo Monetario Internacional, en una proyección muy criticada por Caracas, estima una contracción de 0,5%.

El diálogo ocurre en un contexto de una compleja situación económica caracterizada por una desbordada inflación -que alcanzó en febrero una tasa anualizada de 57,3%-, severos problemas de abastecimiento de alimentos y otros bienes básicos, un fuerte déficit fiscal y deficiencias en el mercado cambiario.