Arqueólogos israelíes han descubierto por primera vez una herramienta que sirvió para construir el Muro de las Lamentaciones, el santuario más sagrado para el judaísmo y que servía como soportal al segundo templo de Jerusalén.

"Es un cincel que fue empleado para dar forma a las grandes piedras del muro", dijo hoy a Efe el arqueólogo Eli Shukron, que trabaja en la zona desde hace dos décadas.

El cincel de metal, de más de 15 centímetros de largo, apareció hace meses a los pies de ese santuario, unos cinco metros por debajo del nivel de la famosa calle herodiana que hubo en el lugar hace 2.000 años.

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Se trata de un descubrimiento extraordinario porque "hasta ahora nunca se había encontrado una herramienta de trabajo en esa zona", Según Shukron.

"Imagina cuántos y cuántos proyectos se han llevado a cabo allí, 100 años de excavaciones arqueológicas, y nunca habíamos encontrado una sola herramienta", exclamó Shukron, que dirigió las excavaciones con el arqueólogo Ronny Reich, de la Universidad de Haifa.

Ambos han trabajado los últimos veinte años en la colina que conecta la zona del templo con la que fue la ciudad de David, y hace sólo dos semanas abrieron al público una imponente fortaleza cananea de hace unos 3.800 años que servía para proteger la principal fuente de agua de la ciudad.

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El cincel fue hallado con otros objetos que la Dirección de Antigüedades de Israel tiene bajo investigación, debido a que pueden arrojar nueva luz sobre quién completó realmente el Templo de Jerusalén.

Hasta ahora se cree que el responsable de la titánica obra fue el rey Herodes (siglo I a. C.), pero el cincel, a decir de Shukron, fue empleado hasta un siglo después, lo que prolongaría la obra hasta los días de sus sucesores.

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La herramienta fue hallada a la izquierda del llamado arco de Robinson, una estructura que formaba parte de una escalinata de entrada a la explanada donde se encontraba el templo, y en la que hoy se levantan la mezquita de Al Aqsa y el Domo de la Roca.

Más allá de su ubicación y antigüedad, "el cincel en sí no tiene nada especial, y es típico de los que se empleaban en aquella época", destacó el investigador.

Casi totalmente machacado en el cabezal por los golpes que recibió de su propietario, el cincel se ve truncado en la parte más afilada, quizás porque en uno de los golpes la punta se rompiera dentro de la piedra y el obrero decidiera deshacerse de él o sencillamente se le cayera.