Doris llegó a Playas huyendo del frío polar de su ciudad. Ella es Doris Anne Lundin, trompetista norteamericana, que hace 63 años nació en Fairbanks, Alaska. Pero cuando en 1989 conoció Playas experimentó un amor a primera vista.

La tarde que conversamos llega sonriente y con su trompeta a cuesta al Centro Intercultural Comunitario Cacique Tumbalá, donde como voluntaria da clases de música a niños y jóvenes.

Hablando un español aprendido a lo largo de sus temporadas playeras, cuenta que desde los 10 años la trompeta es su instrumento principal, pero además toca teclados, guitarra y bajo eléctrico, batería, saxofón y flauta dulce. Actualmente aprende clarinete y por si fuera poco, canta. Académicamente es máster en negocios, y humanamente es solidaria.

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En Fairbanks, su ciudad natal, integra tres agrupaciones de géneros diversos: música clásica en una orquesta sinfónica de 70 músicos, ahí está a cargo de una de las doce trompetas; jazz en Fairbanks Community Band de 18 integrantes; pero donde más se divierte es en Bettes Than Purple –algo como Mejor que Morado– su banda de blues y rock and roll, ahí canta y toca bajo eléctrico junto a tres músicos.

Su vida transcurre en ensayos y presentaciones en teatros cuando la música clásica; festivales para el jazz, y el blues y el rock reinan en bares olorosos a cervezas.

“La primera vez que toqué la trompeta su sonido me encantó, he aprendido en años, la persona que aprende música tiene el mundo más abierto, por eso me gusta enseñar a los niños”, dice tan emocionada que parece que sus ojos se tornan más azules.

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Doris todos los años viene a Playas. Abandona Fairbanks el primer día de noviembre cuando el frío es glacialmente insoportable y vuelve en abril.

Cuenta que en su ciudad compró el peor hotel del mundo, un sitio sucio y donde solo se hospedaban borrachos. Ella lo transformó en uno de primera clase. La primera vez que llegó a Playas fue porque la invitó una amiga ecuatoriana. En tres semanas conoció algunas ciudades, pero se enamoró de la tranquilidad y la gente de Playas. En el 2007 compró una casa cerca del mar, para lo cual vendió una anterior. “Yo tengo una larga historia aquí”, asegura con orgullo. Siempre deseó colaborar enseñando música a los niños del pueblo.

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Comenzó a dar clases de flauta dulce a los chicos del coro de niños que estaba conformando la artista Mercedes Hurtado. La tarea era difícil porque había solo 4 flautas para 24 niños, entonces se las ideaba sacando notas, soplando picos de botellas para que los pequeños no perdieran el interés, así aprendieron algunas canciones.

Desde el 2013 en Cacique Tumbalá ha enseñado trompeta a un gran número de niños. Sus clases son todos los días de 16:00 a 21:00. Dice que en Alaska compra trompetas baratas que trae en su mochila y cuando músicos amigos desean venir a Ecuador y hospedarse en su casa, ella a cambio les pide que traigan instrumentos para los chicos.

Esa tarde, Doris estaba feliz porque había ingresado sus documentos solicitando su residencia en Ecuador. “Playas es donde yo quiero vivir, me gusta porque es tranquilo, pero me encanta este país porque es único, tú puedes viajar dos horas y encuentras otro clima”.

Se confiesa admiradora de dos trompetistas: el cubano Arturo Sandoval y el lojano Édgar Palacios. Está aprendiendo a interpretar música ecuatoriana y ritmos latinos. Espera pronto traer un trombón para armar un grupo de salsa y latín jazz.

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Cuenta que lo que más la llena de vivir en Playas es que se siente querida. Cuando va por las calles manejando su motocicleta, a cada rato escucha un mismo grito de niños o adultos: “Doooriiisss, profesoraaa y yo me siento feliz”.

Un niño que aprende música tiene el mundo abierto y aprende más fácil otras materias. Yo creo que en el futuro Playas estará lleno de trompetistas”.Doris Anne Lundin Trompetista de Fairbanks (Alaska)