Llegó la noche del Viernes Santo seguido de una multitud que lo rodeaba con rezos, peticiones y cantos.

Durante toda la noche, como es tradición luego de la procesión, el Cristo del Consuelo permaneció en la capilla de la Virgen del Soto (la D y callejón Segovia) hasta la mañana de ayer, cuando retornó en una romería hasta la iglesia que lleva el mismo nombre de la imagen, en la calle A y Lizardo García.

A las 07:30 la fila para entrar a la capilla daba hasta el patio, en donde se quemaba incienso y por $ 0,50 los feligreses obtenían un pedazo de algodón con alguna estampilla, velas de colores o rosarios.

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A más de los devotos recién llegados, en el templo también estaban quienes hicieron vigilia la noche del viernes y la madrugada de ayer como Ángela Parra, de 88 años, y su hija, Irene Tomalá, de 65, que participaron en esta para demostrar su amor a Dios. “Para nosotras no hay cansancio, solo fortaleza”, comentó Tomalá.

Ana Ferrín, de 63 años, también se mantuvo despierta para acompañar al Cristo, a pesar de una dolencia en su rodilla. “A ratos uno cierra los ojos, pero no he dormido, con Dios no nos cansamos”, aseguró.

Dentro de la capilla, rodeado de rosas y velas blancas, estaba recostada la imagen del Cristo, mientras que el número de personas que aguardaban a que comience el retorno de la urna se incrementaba.

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Eran las 08:16 y lloviznaba cuando el Cristo del Consuelo salió por el portal cargado en brazos. Apenas lo vieron, los devotos alzaron los brazos con sus velas y rosarios, y enseguida se apostaron detrás de la imagen a lo largo de dos cuadras.

En el recorrido de siete cuadras, Betty Manzaba y su hija, Julia Rojas, caminaban descalzas. Lo hacían para cumplir una promesa. “Es en agradecimiento por la salud de mi hija, cuando era pequeña estaba bien enferma, se la entregamos al Cristo y se curó”, contó Manzaba.

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En cuarenta minutos, el Cristo del Consuelo estuvo de vuelta al pie de su templo. Antes de que ingrese, durante una hora los fieles hicieron fila nuevamente para verlo de cerca.

El párroco Ángel Villamizar, que lideró el recorrido, recordó que este año se buscó resaltar la importancia de la niñez. “Este año la Arquidiócesis apostó a la niñez a través de la colecta Múnera para ayudar a la educación de ellos”, dijo.

Añadió que en la misa de hoy, el sermón estará enfocado en ellos y en la familia.

En otras parroquias de Guayaquil, a lo largo del día, también se celebrarán misas. Entre ellas, Nuestra Señora de la Alborada, Padre Eterno, santuario María Stella Maris, Catedral, Inmaculada Concepción y San Antonio María Claret.

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Romería
De retorno

Asistentes
A la procesión del Viernes Santo acudieron más de 500.000 personas. Ayer, durante el tradicional recorrido de retorno de la imagen, el grupo de fieles copaba dos cuadras.