María Peñaherrera caminó descalza sobre el parterre central de la avenida Isidro Ayora. A su paso esquivó las fundas de basura, pero no pudo evitar los fluidos que salían de los desperdicios acumulados. La mujer iba con su hijo Mario, de 8 años, y estaba en medio de la procesión del Viernes Santo que anualmente organiza el santuario Nuestra Señora de la Alborada, en el norte de la ciudad.

La mujer fue parte de los aproximadamente 5.000 feligreses que participaron en la peregrinación. “Es una ofrenda. Le doy gracias a Dios que mi familia goza de buena salud”, dijo Peñaherrera, quien asiste a esta caminata desde el año pasado.

El recorrido empezó a las 07:40, desde la iglesia en la avenida Rodolfo Baquerizo Nazur, y avanzó por otras como la Gabriel Roldós, Isidro Ayora y José María Roura, en cuatro horas.

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“Es poco lo que uno hace, para lo que Jesús sufrió por nosotros, pero es algo que a uno le nace para agradecer”, señaló Peñaherrera y agregó que su cercanía a la iglesia se dio desde el año pasado, cuando su hijo empezó la catequesis para la primera comunión.

Para Marcelo Narváez, en cambio, la de ayer fue su primera participación en la caminata, pues hasta el año pasado él asistió a la del Cristo del Consuelo. “Este año mi suegra está un poco enferma y no pudo venir, por eso nosotros estamos aquí, por ella”, citó el fiel, quien caminó con su esposa, Sandra Calle, por las 14 estaciones del viacrucis.

En tanto, en la procesión de la iglesia Beata Mercedes de Jesús Molina, que recorrió todas las etapas de Samanes, los niños también tuvieron participación. Ellos cargaron cuadros de siete estaciones del viacrucis e igual número de cruces.

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“Tiene dos años cargando la cruz. Él me dice que se emociona, como yo, cuando viene a estos actos, le gusta”, contó Leticia Villamar, madre de Juan Pablo, uno de los pequeños.

Esta caminata estuvo protagonizada por unos 250 feligreses. Muchos de ellos agradecieron a Dios también por la reestructuración de la iglesia que se hizo el año pasado.

Yo participo en los viacrucis desde que era pequeña. Venía con mi papá y ahora mi hijo me acompaña a mí. Esto refleja amor a Dios”.Leticia Villamar De Samanes 6