Una marea humana copará mañana dos calles del sur de la urbe por las que pasa una de las procesiones católicas más importantes y multitudinarias del país: la del Cristo del Consuelo. En ella, cada Viernes Santo, desde hace 54 años, participan alrededor de 500.000 fieles que recorren 17 cuadras, desde la iglesia del mismo nombre de la imagen, en la calle Lizardo García, hasta el templo del Espíritu Santo, en Azuay.

En ese trayecto, las diez primeras cuadras corresponden a Lizardo García. Es una arteria de intenso movimiento vehicular, pues por allí, además de autos particulares, pasan cinco líneas de buses. Y a cada lado hay diversos negocios: comedores, cabinas telefónicas, tiendas, bazares, talleres eléctricos y más. La mayoría de la casas tienen ventanas grandes; hay viviendas de dos y hasta de cuatro pisos. Desde ahí, los moradores presencian las penitencias y manifestaciones de fe.

Las restantes seis cuadras del recorrido corresponden a la calle Azuay. Esta es más angosta y menos comercial, pero sus habitantes están emocionados como en la Lizardo García.

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Mientras los millares de feligreses que se dan cita a la romería soportan calor, sofocación y empujones, quienes viven y laboran en los locales comerciales se sienten privilegiados, pues tienen un espacio asegurado para divisar el paso del Cristo y unirse al rito.

Rosario Alvarado es propietaria de una despensa en la calle Lizardo García. Recuerda que desde su juventud contempla el paso de la imagen desde el balcón de su casa. “Ese día me toca cerrar mi negocio y me paso toda la mañana arriba, hasta que pase el Cristo. Es una belleza ver tanta gente. Desde la mañanita estoy pendiente”, cuenta con lágrimas.

Este privilegio, además, la ha acercado más a Dios. “El Señor me ha hecho tantos milagros, y a mis hijos desde pequeños les he enseñado”, asevera.

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Su vecina Dolores Torres también prefiere cerrar su negocio de víveres, no solo para concentrarse en la procesión, sino por seguridad. “Tengo más de 30 años viviendo aquí, y esto no se puede tener abierto ese día por la cantidad de gente que viene. Ni se puede vender, entran unos, luego otros, hay que estar pendiente”, confiesa.

Para otros comerciantes, en cambio, el trabajo sigue siendo prioridad. Víctor Guaña, que tiene un local de venta de encebollados en Lizardo García desde hace 24 años, cuenta que a pesar de las multitudes no deja de servir. “Uno ve lo que está pasando, pero no salimos porque estamos ocupados con el negocio”, explica.

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Dolores Tinca tampoco cierra su restaurante. “La gente viene aquí y espera a que pase el Cristo, se toma su café y su tortilla de verde. Desde las 05:00 estamos en pie, aquí parados lo esperamos, atendemos y de ahí seguimos vendiendo”, indica.

En Azuay, Betty de Rodríguez, dice que a lo largo de los años ha visto incrementarse el número de fieles, mientras los hermanos Laura y Walter Mosquera, que son evangélicos, están habituados a presenciar este evento católico, pero no dejan de atender su negocio.

500
mil personas participan en promedio en esta caminata.

Más datos
El evento

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Petición central
La procesión del Cristo del Consuelo tendrá este año como motivo central de su mensaje a los niños y su educación. Los sacerdotes dirigirán sus rezos y plegarias por esta razón, independientemente de las peticiones de los fieles.

Seguridad
Para resguardar este acto masivo, diversos organismos ejecutarán megaoperativos. La Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) destinará 134 vigilantes, 6 patrulleros y 17 motonetas. Además, estarán unos 860 policías y 120 bomberos.