Debido a la grave problemática que enfrentan los adictos a la droga y al alcohol y a la falta de centros especializados para su atención, la Arquidiócesis de Guayaquil construirá un centro de rehabilitación para estas personas, que funcionará como una comunidad terapéutica, en la que tendrán la oportunidad de trabajar.

Así lo anunció a este Diario monseñor Antonio Arregui, quien señaló que el centro estará listo “en unos dos años o menos” y se edificará en los terrenos de la iglesia de la Divina Misericordia, en el km 26 de la vía a la costa.

Arregui añadió que se buscará el asesoramiento de la Junta de Beneficencia que ha trabajado el tema a través del Instituto de Neurociencias Lorenzo Ponce, pero que el centro tendrá su propio director. “La parte médica será importante, pero también la espiritual. Es importante la desintoxicación, pero también regenerar la voluntad y vivir en fraternidad, que a lo mejor es lo que les ha faltado”, precisó el arzobispo.

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“Se trataría de que vivan aquí en una suerte de comunidad terapéutica a base de la experiencia positiva en otros países, donde los muchachos se reencuentren y recuperen el rumbo de su vida”, puntualizó el sacerdote, quien añadió que en Samanes, junto a la iglesia Beata Mercedes de Jesús Molina, estará un centro de atención ambulatorio.

La Arquidiócesis también trabaja en la prevención a través de charlas de expertos en la temática y de encuentros de jóvenes. “Es una labor que se extiende en las parroquias y movimientos apostólicos de nuestra Arquidiócesis, que hacen una encomiable labor”, indicó.