Brasil y Chile defendieron ayer la gestión que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) inició para promover el diálogo político en Venezuela, frente a la desconfianza manifestada por la dirigente opositora María Corina Machado.

El canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo, y su homólogo chileno, Heraldo Muñoz, dijeron tras reunirse ayer en Brasilia que, por el contrario, la gestión de la Unasur en Venezuela ha generado “confianza” en el bloque y que solo se intenta propiciar un diálogo que ayude a la conciliación.

El ministro brasileño explicó que durante la visita que los cancilleres de la Unasur realizaron a Caracas la semana pasada, “se conversó con muchas fuerzas políticas, con los estudiantes y otros sectores” y que todos valoraron la gestión.

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Muñoz y Figueiredo reiteraron, además, que la intención de la Unasur “no es interferir” en los asuntos internos de Venezuela, sino apenas “ayudar” a generar las condiciones necesarias para un diálogo entre los propios venezolanos.

“Son los venezolanos los que deben encontrar la solución”, pero la Unasur “no se puede quedar mirando” cuando un país miembro se sumerge en una crisis de esa naturaleza, apuntó el ministro chileno.

El miércoles, Machado fue recibida por una comisión del Senado brasileño, ante la cual manifestó sus dudas respecto a la gestión que pueda hacer Unasur, un organismo del cual dijo “no es confiable”.

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Machado, quien acaba de ser despojada de su cargo de diputada mediante una polémica decisión de la Asamblea Nacional por ocupar la curul de Panamá en la OEA, aseguró que hay “presidentes y cancilleres” de los países de la Unasur que apoyan al gobierno de Nicolás Maduro.

“La Unasur ya tiene precedentes”, agregó la líder opositora, quien recordó que cuando la oposición denunció un supuesto fraude en las elecciones que hace casi un año ganó Maduro, ese organismo se comprometió a que hubiera un recuento de votos que “nunca” se hizo.

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El organismo enviará una nueva misión de cancilleres a Caracas la semana próxima.

En tanto, policías antimotines y agentes de la Guardia Nacional dispersaron ayer con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas de aturdimiento una protesta de cientos de estudiantes universitarios en Caracas. El enfrentamiento, según los manifestantes, dejó al menos siete heridos.

Mientras, el presidente venezolano firmó ayer un decreto por el que crea el Consejo de Derechos Humanos, integrado por quince personas –la mayoría altos funcionarios–, que investigará “todos los sucesos” registrados desde febrero.