Milicias y partidarios del gobierno venezolano marchaban el sábado en apoyo a las fuerzas armadas en momentos que el país se ha visto convulsionado desde hace más de un mes por violentos enfrentamientos entre manifestantes opositores al gobierno y fuerzas del orden que han dejado 25 muertos.

Portando banderas rojas y la mayoría de ellos con uniformes verde olivo, los milicianos se concentraron en una plaza del suroeste de la capital, cercana al Fuerte Tiuna, la mayor instalación militar del país, desde donde marcharon rumbo al patio de honor de la Academia Militar, acompañados por funcionarios y simpatizantes del oficialismo.

Las milicias fueron creadas por el fallecido presidente Hugo Chávez con el propósito de engranar a sus seguidores, arengar el fervor nacionalista e intimidar a sus oponentes, que según él tenían en agenda otro golpe como al que sobrevivió en 2002.

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Las milicias están integradas por gente de todo el espectro social, desde desempleados hasta obreros de la construcción, empleados públicos y trabajadores sociales.

"La unión cívico militar es indestructible, no hay forma que puedan destruirla", dijo el presidente de la Asamblea Nacional, el capitán retirado Diosdado Cabello en alusión a las severas críticas contra los cuerpos de seguridad, en particular la Guardia Nacional, durante las protestas.

"El pueblo y la Fuerza Armada en la calle defendiendo... la patria y la Constitución", agregó Cabello.

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Desde comienzos de febrero, jóvenes y opositores, esencialmente de clase media, han protagonizado protestas callejeras en protesta por la inflación —que en enero fue de 56,3% anual— el desabastecimiento de bienes básicos, largas colas para comprar algunos artículos en las tiendas de abarrotes y una de las tasas de homicidios más altas del mundo.

El presidente Nicolás Maduro acusa a la oposición de tratar de instigar su derrocamiento, pero su partido controla el poder legislativo y judicial, conserva el apoyo de los militares y todos los gobernadores del país son oficialistas, salvo en tres estados.

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Activistas de derechos humanos y líderes opositores, entre ellos el excandidato presidencial y gobernador del estado central de Miranda, Henrique Capriles, acusan a la Guardia Nacional y la Policía Nacional de reprimir las protestas y detener a los manifestantes con fuerza excesiva.

Alfredo Romero, director de la organización no gubernamental Foro Penal Venezolano, presentó recientemente a la fiscal general Luisa Ortega presuntas pruebas de que 33 de los más de 1.000 detenidos durante las protestas fueron torturados y de que recibieron tratos inhumanos de parte de algunos funcionarios de seguridad del Estado o por civiles armados o "colectivos".

Según líderes de la oposición, los grupos armados conocidos como "colectivos" son utilizados para intimidar y disolver manifestaciones de la oposición. Las autoridades han rechazado estos señalamientos y culpan a la oposición por las muertes.

En el otro extremo de la capital, algunas de las principales avenidas amanecieron parcialmente bloqueadas con barricadas que instalaron los manifestantes.

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En la víspera, el presidente Maduro alabó la actuación de los cuerpos de seguridad y expresó que "si aquí ha habido un uso desproporcionado de la fuerza es de grupos paramilitares de la derecha".

Agregó que durante las protestas se han "movilizado para mantener el orden público y la protección de la ciudad, 20.547 funcionarios de la Guardia Nacional y de la Policía Nacional, que han estado cuatro semanas, bueno, recibiendo ataques de bala. Tenemos 68 guardias nacionales heridos, la mitad de ellos de bala".

El gobernante reconoció que algunos miembros de los cuerpos de seguridad cometieron "excesos" y "abusos", pero resaltó que en general su acción ha estado "apegada a la ley".

Señaló que "21 funcionarios entre guardias y policías nacionales que se han comprobado que cometieron abuso y exceso en el uso de la fuerza" estás detenidos y serán castigados.

Las manifestaciones han dejado 25 muertos y 365 heridos.