A diario surgen nuevos detalles del operativo que el sábado pasado logró la captura de Joaquín el Chapo Guzmán. Estados Unidos reveló el uso de un drone y escuchas telefónicas.

El drone fue empleado dos semanas entre mitades de enero y febrero en un operativo intensivo de búsqueda del líder del cartel de Sinaloa en la ciudad mexicana de Culiacán (capital de Sinaloa), reveló una fuente del gobierno estadounidense que pidió el anonimato.

Guzmán, de 56 años, escapó de Culiacán a través de túneles que conectaban varias de sus casas de seguridad cuando miembros de la Marina Armada de México estaban cerca.

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El capo, que llevaba 13 años escapando de la justicia tras fugarse de una cárcel de máxima seguridad, se escondió en el cuarto piso del condominio Miramar de la ciudad costera de Mazatlán, habitado por jubilados, donde un equipo de élite de la Marina Armada mexicana lo atrapó de madrugada.

El Chapo fue hallado desarmado y encerrado en un baño aledaño a un dormitorio donde le acompañaba una mujer que decía estar sola y tuvo que ser conminado a rendirse en tres ocasiones antes de ser sometido y esposado, dijo Televisa.

En el cerco al edificio tardaron diecisiete minutos, incluido el sometimiento del Cóndor, su jefe de seguridad, y dos en el departamento, al que entraron rompiendo la puerta.

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La persecución comenzó hace varios meses, cuando se detectó una sospechosa propiedad en Leopoldo Sánchez Celis. Ese rastro condujo a las autoridades hacia Culiacán, donde Guzmán tenía varias casas equipadas para poder dormir en cualquiera de ellas de última hora, y otras más para alojar a sus sicarios.

El momento de mayor cercanía al blanco se dio el pasado 17 de febrero, cuando fue detenido su “asistente”, Mario Hidalgo Argüello, alias el Nariz, quien trató de engañar a las autoridades sobre dónde estaba.

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Los marinos a cargo de la operación Gárgola se percataron de las inconsistencias del sicario cruzando información y se lanzaron contra una propiedad ubicada en la calle Río Umaya. Allí se toparon con fuertes medidas de seguridad, entre ellas un portón de acero, con compartimentos llenos de agua, que tardaron ocho minutos en tumbar.

En la vivienda había monitores de circuito cerrado de televisión en varias estancias que permitían ver lo que pasaba en el exterior, incluso desde una piscina, y una bañera provista de un sistema hidráulico que la levantaba y que el Chapo usó para huir.

Bajo tierra, sin apenas luz y a la carrera, dejando por el camino ropa, unos chalecos antibalas que cargaban, y un lanzagranadas, el Chapo ganó la calle.

Allí fue “rescatado” por Manuel López Osorio, alias el Picudo, uno de sus jefes de seguridad que al igual que sus otros dos hombres de confianza fueron exintegrantes del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército, quien se lo llevó a Mazatlán.

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El Picudo fue arrestado y su información, así como la de otros miembros de su entorno, condujo a varios posibles escondites en Mazatlán.

Mientras, el Gobierno de México dijo ayer que el gabinete tomará la determinación que mejor convenga sobre si extraditará o no a Joaquín el Chapo Guzmán.

Representantes legales de Guzmán solicitaron ayer un amparo para intentar evitar su extradición. Ellos tienen 24 horas para ratificarla a fin de que el juez decida si analiza o no el pedido. Ayer mismo, el capo fue formalmente acusado de cargos de narcotráfico y delincuencia organizada.

El Consejo de la Judicatura Federal indicó que la acción legal emprendida da cumplimiento a un procedimiento iniciado el 7 de julio del 2009.