Iveth Zambrano tiene un local de venta de cortinas en Sauces 1, en la avenida Agustín Freire, que divide a esa ciudadela del norte de la ciudad con La Garzota y por la que transitan decenas de buses.

No vive allí, sino en Samanes 5, desde donde debe tomar dos líneas (La Garzota 2 y La Garzota 3) para llegar a su negocio. El recorrido le toma una hora.

Como Zambrano, los moradores del norte y centro de la ciudad que son parte de la circunscripción 3 de Guayaquil, esperan del Municipio una solución en cuanto a la transportación y tráfico vehicular.

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Ese distrito abarca las parroquias Urdaneta, Sucre, Bolívar, Olmedo, Rocafuerte, 9 de Octubre, Roca, Carbo, Letamendi, García Moreno y Ayacucho, y a parte de la Tarqui.

No obstante, el Cabildo porteño aún no tiene la competencia vial porque la Agencia Nacional de Tránsito sostiene que la Alcaldía de Guayaquil no está del todo lista para asumirla.

“Desde hace algunos meses por aquí (en la avenida Agustín Freire) pasan un sinnúmero de buses, ¿pero de qué sirven si no están bien distribuidos, si no conectan zonas cercanas del norte?”, cuestiona Zambrano.

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Gran cantidad de esas unidades avanzan por la avenida Francisco de Orellana y continúan por la San Jorge, la principal arteria de la Kennedy, donde Carmen Ruiz tiene una pequeña tienda.

“Esto es un caos, aquí hay tráfico y ruido a toda hora. Quien quiera que sea el alcalde o los concejales deben emitir una ordenanza para sancionar el ruido y deben mejorar la circulación de los buses”, remarca.

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Frente a su local, un cuidador de carros en el parque de la Kennedy culpa al tráfico por la reducción de sus ingresos.

“Aquí venía mucha gente antes o después del trabajo a trotar, a hacer ejercicios y respirar aire puro; ahora que pasan muchos buses ya casi nadie viene porque se respira humo”.

Los transeúntes y conductores se quejan de que el caos vehicular crea otros problemas.

Mientras desayuna y lee el periódico en la esquina de Víctor Emilio Estrada y Las Monjas, Alfredo Ortiz dice que ahora en Urdesa “se ven más vendedores informales que antes”; y agrega que muchas veces utilizan el amedrentamiento para que les compren.

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Ortiz, quien desde hace 40 años vive en Urdesa, opina que el Municipio debe retomar el plan de vigilancia, aunque reconoce que la seguridad es competencia del Estado central.

Otro problema en Urdesa, según Betty Yépez, es la falta de estacionamiento. “Muchos, franela en mano, cobran lo que les da la gana. El Municipio debería poner parquímetros”.

En el centro también se pide solucionar el caos vehicular a las autoridades que resulten electas este domingo.

En el sector donde están las grandes distribuidoras farmacéuticas no hay orden. Lo dice Luis Vallejo, quien tiene su negocio en Ximena y Alejo Lascano, y vive allí desde que nació, hace 60 años. “Los cables de luz deberían ser soterrados”, pide.

Isidro Sernaqué, quien habita en Rumichaca y Piedrahíta, se queja de la inseguridad y la vincula al tránsito. “Los pillos aprovechan el tráfico en las horas pico desde el paso a desnivel del hospital Luis Vernaza, pasando por la esquina (la calle Julián Coronel) y el otro paso a desnivel para ir al norte”.

Igual que los demás consultados, Sernaqué está conforme con los servicios de agua potable y alcantarillado.

“Es cierto que se inunda si la lluvia es fuerte, pero hay buen drenaje. Lo que necesitamos es un trabajo coordinado, que el Gobierno, a través de la Policía, dé más seguridad y que el Municipio asuma el control del tránsito”.

Zonas electorales
CIRCUNSCRIPCIÓN TRES

Letamendi, 4 de Noviembre, Virgen del Soto, García Moreno, Guayaquil, Chongón, Sabana Grande, Consuelo, Acuarela-Sauces, Alborada Oeste, Alborada Este, Atarazana, Guayacanes, Sauces Oeste, Alborada, Los Ceibos, Mapasingue, Bellavista-Ferroviaria, San Eduardo, vía a la costa, Urdesa, Miraflores.

507
mil electores

forman parte de la circunscripción 3 de Guayaquil.