Uno de los emblemáticos personajes de la Revolución Liberal, quien se mostró fiel al general Eloy Alfaro Delgado, fue el también general Pedro J. Montero Maridueña, el Tigre del Bulubulu. En una fecha similar a la de hoy, hace 102 años, cayó asesinado en Guayaquil como corolario de una campaña odiosa, desleal y revanchista fraguada en contra del héroe montecristense y de sus seguidores.

En efecto, el 25 de enero de 1912, al concluir un Consejo de Guerra que se desarrolló en la Gobernación del Guayas para juzgar a Montero por cargos que en su mayoría resultaban absurdos, soldados encubridores de una turba preparada para malévolas consignas apresuraron el desenlace que cobró la vida del revolucionario yaguachense que tanto había peleado en favor de las transformaciones sociales, políticas y económica de esa época.

El tribunal resolvió que la condena sería la “reclusión mayor extraordinaria de 16 años, previa degradación militar en plaza pública y a presencia de todo el ejército”. Cuando el acusado reclamaba por la farsa del juicio y su desenlace, la turba gritó que allí mismo se le diera muerte; entonces, entre gritos hostiles, el suboficial Alipio Sotomayor disparó un balazo en la frente de Montero y le cayó a culatazos.

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Los enemigos de Montero arrojaron el cuerpo a la calle por una ventana; otros aprovecharon la confusión para descuartizarlo y arrastrarlo hasta la plaza Rocafuerte y le prendieron fuego. El corazón del infatigable soldado liberal quedó como trofeo en las manchadas manos de sus asesinos y su familia rogó porque lo devolvieran y terminaran la profanación. Así murió el Tigre del Bulubulu, que peleó en La Aurora, Quevedo, Gatazo, Chambo, Cuenca, Chasqui, etcétera. Esto fue el presagio de la terrible masacre que se consumó tres días después en Quito contra el Viejo Luchador y varios compañeros.

Hoy, a las 09:00, en la puerta 3 del Cementerio General (calle Julián Coronel) se inicia una visita a la tumba de Montero. Intervienen el historiador Ezio Garay, el investigador Gabriel Paredes y los grupos Los Montubios del Tablao y Retablillo.