En la 15 y Capitán Nájera se vivía una fiesta en la madrugada del domingo. Cientos de personas de varios sectores de la ciudad llegaron para ver la quema de los gigantes del cómic Spiderman y despedir otra vez el 2013. Pero esa algarabía se trastocó por el uso de explosivos al momento de quemar, a la 01:40, al primer monigote, Venon. Se formó una llamarada de más de seis metros, que era avivada por los artefactos que se lanzaban en fundas de papel.

Los bomberos y policías trataban de controlar el fuego, pero un grupo de asistentes los empujaban. Mientras esta pugna se vivía en la calle, a pocos metros, en el interior de su casa, Diana Villacís daba de lactar a su hija de cinco semanas de nacida recostada en su cama.

Ella cubría con sus manos los oídos de la bebé para que no se asustara, cuando un estruendo la hizo levantar. Chispas, restos de zinc y papel caían en su habitación. Dejó a un lado a su hija para sacudir la cama y evitar que se incendiara el colchón. La casa se le llenó de humo.

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Sus otros dos hijos, de 3 y 5 años, estaban con sus abuelos y tíos asomados en el balcón, a pocos metros de Villacís. Ellos abrieron las ventanas para evitar que se concentrara el olor a pólvora.

Este no fue el único incidente. El bombero Elías Peláez y una mujer resultaron heridos en la pierna, presuntamente por partes del monigote que los alcanzaron. El bombero se recupera en su hogar.

Los otros dos monigotes fueron desarmados pasadas las 03:00. Los escombros fueron retirados por personal de Puerto Limpio. Horas más tarde, el padre del joven que elaboró los monigotes, César Alvarado, se hizo responsable por los daños en el techo de la casa vecina al comprar una plancha de zinc para la familia afectada.

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Luzmila Bohórquez, propietaria de la vivienda, pidió que ya no se elaboren gigantes ni se permita el uso de explosivos. En esto coinciden también los vecinos de esa zona.

Este Diario consultó ayer en la mañana al Cuerpo de Bomberos sobre las medidas que iba a tomar sobre el caso. A las 17:00 el organismo envió un comunicado en el que expresa su inconformidad por el uso de pirotecnia. Allí aclara que acudió porque hubo un compromiso escrito de los organizadores de no utilizar ningún tipo de explosivo antes, durante y después de la incineración, “lo que fue incumplido”.

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Pugnas

El sábado 4 de enero, cuando se quemaron seis de los 34 monigotes gigantes, también se produjeron enfrentamientos contra los bomberos.

Otros gigantes

En la madrugada del domingo, asimismo, se quemaron gigantes en la 28 y Portete, 28 y Argentina y en Samanes 7.

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Cada año hacen más grandes los monigotes, esto es peligroso. Deberían hacerlos pequeños y sin explosivos”. Diana Villacís, de la casa afectada