Los monigotes gigantes del suburbio de Guayaquil ya son una tradición que en los últimos meses de cada año se vuelve notoria. Personajes de películas o televisión que alcanzan los 10 metros son los que invaden las calles de este populoso sector de la ciudad.

Como todos los años, niños, jóvenes y adultos se reúnen desde octubre para planificar y desarrollar estos proyectos que pueden alcanzar inversiones de más de $1.200 solo en materiales; la mano de obra es gratuita.

Aunque según Carlos Célleri, uno de los artesanos, no existe oficialmente un concurso con premios y apoyo de la empresa pública o privada, ellos lo siguen haciendo por mantener viva una tradición barrial que consideran muy propia.