El papa Francisco afirmó ayer que la Iglesia no es un refugio para gente triste, sino que es la casa de la alegría, y que cuando un cristiano se entristece significa que se aleja de Jesús.

El pontífice dirigió su alocución desde la ventana del Palacio Apostólico antes del rezo del ángelus a miles de fieles y peregrinos que abarrotaron una vez más la plaza de San Pedro y a quienes agradeció su coraje por soportar la lluvia.

Durante este tercer domingo de Adviento, conocido como Gaudete (alegría), Francisco explicó a los congregados que la palabra evangelio significa buena noticia. “Como una madre, la Iglesia nos da coraje a proseguir con confianza el camino espiritual para poder celebrar con renovada alegría la fiesta de la Natividad, el nacimiento de Jesús”, explicó.

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El papa argentino indicó que la alegría del evangelio no es una alegría cualquiera, sino que tiene su razón de ser en sentirse abrazado y acogido por Cristo.

“Como cristianos no se nos permite flaquear y vacilar de frente a las dificultades y a nuestras debilidades. Al contrario, estamos invitados apretar las manos, a fortalecer las rodillas y a no tener miedo, porque nuestro Dios siempre nos da fuerza para continuar”, anotó.

Interrumpido en varias ocasiones por los aplausos de los fieles congregados, Francisco aseveró que siempre hay que seguir adelante porque “Cristo nos quiere mucho. Gracias a la ayuda de Jesús podemos comenzar de cero”, anotó.