El Congreso mexicano aprobó el jueves una profunda reforma energética con la que el Gobierno aspira apuntalar la estancada producción de hidrocarburos con multimillonarias inversiones privadas y extranjeras, en la mayor apertura del sector en siete décadas.

El proyecto, que será enviado ahora a los congresos locales para su aval por contener modificaciones constitucionales, fue aprobado por 353 votos a favor y 134 en contra en la Cámara de Diputados tras una maratónica y acalorada sesión que inició la noche del miércoles.

Los diputados discutieron aceleradamente el proyecto que recibieron horas antes del Senado. Con la aprobación de la cámara baja se culmina el proceso de aprobación de la reforma en el Congreso.

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El Gobierno de Enrique Peña Nieto espera que esta reforma ayude a elevar la producción de petróleo y gas y con ello bajen las tarifas eléctricas, pero la oposición asegura que privatiza los hidrocarburos y la riqueza de la Nación.

"La #ReformaEnergética es una transformación fundamental que permitirá incrementar la soberanía y seguridad energética de México", dijo el mandatario a través de su cuenta de Twitter poco después de la aprobación.

"También impulsará la productividad, el crecimiento económico y la generación de empleos en México", aseguró en otro mensaje.

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La reforma energética es la piedra angular de un conjunto de reformas estructurales con las que Peña pretende dar nuevos bríos a la segunda mayor economía de América Latina, donde casi la mitad de sus 117 millones de habitantes vive en la pobreza.

Diseñada por el partido gobernante PRI y el opositor PAN, la iniciativa busca captar ingentes inversiones privadas mediante licencias, contratos de servicios, de ganancias y de producción compartida para la explotación y producción de petróleo y gas, en uno de los diez primeros productores de crudo en el mundo.
No obstante, analistas dicen que probablemente pasarán años antes de que las inversiones se concreten y la producción repunte lo suficiente para que el país supla sus crecientes requerimientos de gasolina y gas y disminuya sus importaciones.

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Pero la izquierda afirma que se está avalando la entrega de la riqueza energética a extranjeros y ello derivará en alza de tarifas y precios, agotamiento prematuro de hidrocarburos, despidos en la estatal petrolera Pemex y en la firma de energía eléctrica y desabastecimiento de gas, luz, gasolina y diesel.
Un ejecutivo de Exxon Mobil valoró la apertura del sector petrolero mexicano y consideró que será beneficioso para todos los involucrados.