Una fiscal defendió este viernes su pedido de cárcel para una concertista de piano y sus padres, a quienes una vecina demandó por años de supuesta contaminación acústica.

En la última audiencia del caso, la fiscal Emma Ruiz pidió que la pianista profesional Laia Martín cumpla 16 meses de cárcel por contaminación y cuatro meses adicionales por "daños psicológicos" a su vecina.

Ruiz también solicitó que Martín, de 27 años, quede inhabilitada durante seis meses de cualquier actividad profesional vinculada al piano y se le imponga una multa de seis euros (ocho dólares) por día durante nueve meses.

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El caso ha provocado una tormenta de incredulidad y burlas debido a la severidad de la condena solicitada en un tribunal penal de la ciudad de Girona, en el noreste de España.

Martín, acusada de causar lesiones y contaminación acústica, se secó una lágrima en la corte pero se negó a hacer declaraciones al término de la sesión. El juez dará a conocer el veredicto en las próximas dos semanas, según las previsiones.

Para la mayoría de personas, contaminación acústica sería el estruendo de aviones que pasaran volando en la noche o el golpeteo incesante de las rompedoras de concreto en algún sitio de construcción cercano.

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Sin embargo, para Sonia Bosom lo fue que Martín ensayara en el teclado en el departamento de arriba supuestamente cinco días a la semana durante ocho horas, de 2003 a 2007, debido a lo cual presentó la demanda.

La fiscal regional se involucró en el caso cuando las autoridades locales determinaron mediante pruebas que la música de Martín rebasaba por 10 decibeles el límite de 30 establecido para instrumentos musicales en la ciudad.

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Las autoridades en Girona solicitaron a la familia en diversas ocasiones que se dejara de tocar el instrumento o que aislaran la habitación donde se encontraba el piano para amortiguar el sonido.

Los padres de Martin se convirtieron en cómplices porque efectuaron trabajos de insonorización en dos ocasiones, sin embargo, esto fue insuficiente para acallar las quejas de Bosom.

Nuria Blanes, investigadora ambiental en la Universidad Autónoma de Barcelona, dijo que un ruido de unos 40 decibeles "no es muy alto". Una conversación ordinaria alcanza entre 55 y 60 decibeles, mientras que el ruido ordinario de un bar en España alcanza entre 65 y 70 decibeles.

El abogado de Bosom, Tomás Torres, dijo que en la demanda fue irrelevante el tipo de música sino "los cuatro años de sufrimiento" de su clienta.

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Bosom dijo ante el tribunal que ahora odia tanto a los pianos que no los puede ver siquiera en las películas.

El defensor de la pianista, Marc Molins Raich, aseguró que con el veredicto "la denunciante quedará desacreditada".

En España, las personas sentenciadas a penas menores de dos años de prisión por lo general no van a la cárcel a menos que tengan condenas previas.