La muerte de al menos 138 personas tras el paso del tifón Haiyan, en Filipinas, fue confirmada ayer por las autoridades que temen que la cifra de víctimas siga en aumento.

El secretario general de la Cruz Roja filipina, Gwen Pang, dijo que el personal del organismo emplazado en la región calculó que la cifra de muertos sería de unos 1.000, aunque eso “solamente es un cálculo”.

El tifón barrió seis islas del centro de las Filipinas, demoliendo edificios y arrasando viviendas de la costa. Por lo menos 118 de las muertes confirmadas ocurrieron en la isla de Leyte, donde está Taclobán. Ahí las olas provocadas por la tormenta –según los residentes– eran tan altas como árboles.

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El secretario del Interior, Mar Roxas, dijo ayer que es demasiado pronto para saber cuántas personas murieron a causa de la tormenta que se dirigía a Vietnam tras abandonar Filipinas.

El secretario de Defensa, Voltaire Gazmín, dijo que el presidente Benigno Aquino ‘enmudeció’ cuando le comunicó la devastación causada en Taclobán. “No hay electricidad ni agua, nada. La gente está desesperada. Se ha dedicado al saqueo”. México expresó su solidaridad con Filipinas mientras que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró “profundamente entristecido” por la pérdida de vidas.