La Vertiente Oriental de los Andes y la denominada Llanura Amazónica son, después de la Costa, las regiones más afectadas por la deforestación en el Ecuador.

El promedio de hectáreas deforestadas por año en la Vertiente Oriental de los Andes fue de 21.501 ha, mientras que en la Llanura Amazónica fue de 16.430 ha/año entre el 2000 y el 2008, según la Línea Base de Deforestación del Ecuador Continental del Ministerio del Ambiente del Ecuador (MAE).

Zamora Chinchipe (11.883 ha/año), Morona Santiago (9.460 ha/año), Orellana (4.991 ha/año) y Pastaza (4.773 ha/año), en la Amazonía, son las provincias que le siguieron a Esmeraldas en cuanto a zonas afectadas por la tala de árboles entre el 2000 y el 2008.

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Para Hugo Navarrete, decano de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el trasfondo del problema es más social. “La madera está saliendo de territorios indígenas que han decidido que es un buen negocio comercializar la madera de los bosques”, dice.

El Ministerio del Ambiente ejecuta el programa Socio Bosque para conservar los remanentes de árboles nativos que aún quedan en el país. Los que acceden al plan reciben dinero a cambio de comprometerse a proteger estrictamente el área bajo su dominio, aunque algunos de los que habitan en los bosques primarios o los ya intervenidos tienen problemas legales para lograrlo, ya que no cuentan con títulos de propiedad, uno de los requisitos.

Navarrete afirma que la política para el aprovechamiento forestal debe apuntar a que la madera sea extraída principalmente de plantaciones forestales y establecer una veda en la extracción del bosque nativo: “Es preferible que provenga de plantaciones y no de bosques nativos. Lo que estamos atacando es la filosofía, ya que no existe una extracción sustentable de madera. Los árboles que cortan y que tienen más de un metro de diámetro con toda seguridad tienen más de 200 años de edad. Esperar que se vuelva a regenerar el bosque es una mentira enmascarada de técnica”, asegura.

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La extracción de madera, ya sea de forma legal o ilegal, implica la apertura de trochas y el ingreso de maquinaria, por lo que el impacto en las zonas es extenso, agrega Navarrete. El especialista refiere que, según estudios, por cada árbol que se extrae para aprovechamiento forestal se afectan al menos cinco árboles a la redonda, según la técnica que se use.

42 mil
Hectáreas se destinaron para aprovechamiento forestal en las seis provincias de la Amazonía en el 2011.