Un tribunal federal estadounidense comenzó a estudiar el miércoles el pedido de la ciudad de Detroit, viejo bastión de la industria del automóvil, para ponerse bajo la protección de la ley de quiebras.

La audiencia, durante la cual testificarán legisladores, expertos, sindicalistas y directivos de fondos de pensión, deberían extenderse por varios días.

El 18 de julio pasado Detroit se convirtió en la mayor ciudad estadounidense en declararse en bancarrota, un estado que según la ley le permite pedir la protección de la llamada Ley de Quiebras y lanzar un concordato.

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El juez Steven Rhodes decidirá si acepta abrir el proceso de quiebra en el marco de un capítulo de la ley en la materia destinado a municipalidades.

Detroit fue la cuna de las llamadas "tres grandes" empresas del sector automotor: Ford, Chrysler, y General Motors. Su declive económico y financiero la llevó a perder en 60 años la mitad de su población.

Actualmente la ciudad da una imagen de desolación: los servicios públicos están al límite, edificios enteros y casas están abandonados. La tasa de criminalidad es la más alta en 40 años.

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Kevyn Orr, un experto contratado por el gobernador de Michigan, Rick Snyder, para examinar las posibilidades de la ciudad, resumió a la AFP las causas de la crisis en pocas palabras: "Una mala gestión financiera, una población en baja y una erosión de la base fiscal durante los últimos 45 años".

Decadencia
Detroit debe 18.000 millones de dólares. US$9.000 millones se deben al aumento del costo de las pensiones y la salud, señala el sitio web de la cadena BBC, la BBCMundo.com

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Los servicios básicos se han reducido al máximo, y muchos residentes han optado por marcharse. Hoy en día, la ciudad cuenta con 700.000 habitantes. En su momento de mayor gloria eran dos millones.

Las llamadas a los servicios de emergencia tienen una hora de espera, menos de un tercio de las luces de las calles están funcionando. Más de 80.000 propiedades fueron abandonadas.

Pero a pesar de las dificultades, los representantes de los esquemas de pensión dicen que declarar a la ciudad en bancarrota haría que Detroit no tenga que hacerse cargo de promesas hechas hace tiempo.

Dicen que no es justo que más de 23.500 jubilados que pasaron sus vidas trabajando para hacer de Detroit una ciudad limpia y segura se queden sin nada.

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"Nos están quitando el sueño americano y transformándolo en la pesadilla americana", dice Donald Hall, quien trabajó por 29 años en un centro de detenciones y ahora depende para vivir de los $ 850 al mes que recibe de la ciudad.

Pensiones jubilares desaparecerían
Quizá nadie esté esperando el resultado del juicio con tanta ansiedad como Erma y Gordon MacDonald, una pareja que lleva 63 años de casados.

"Yo soy más inteligente que ella", dice entre risas Gordon, de 87 años. "Sólo una tonta aceptaría casarse conmigo".

Bromista nato, Gordon cuenta que la gente siempre le pregunta por qué se ríe tanto.

"Por no llorar", dice Erma, de 82, mientras crece el silencio en su pequeño departamento de una habitación decorado con fotos de sus hijos y nietos.

Ambos contemplan un futuro en el que la pensión que Gordon acumuló después de más de 39 años trabajando para la policía de Detroit pueda hacerse humo, una de las posibles consecuencias si se acepta la declaración de bancarrota.

"No sé que más decir, todo está en el aire", dice Gordon, quien teme más por su esposa, que no se encuentra bien de salud, que por él mismo.

"Tomo unos 15 remedios", me explica Erma, "y yo me pregunto, si me quitan el servicio de salud, ¿qué pastillas puedo dejar de tomar sin correr riesgo de morir?"