Los altos pinos de Colinas de Los Ceibos, una parte de los cerros coloridos de Mapasingue y casas elegantes de Las Cumbres se observan desde el mirador de Los Ceibos, ubicado en el desvío a la avenida Perimetral. Como este hay tres más en el norte: el de El Paraíso, el de la ciudadela Bim Bam Bum y el de Bellavista. Los paisajes que se observan desde lo alto tienen un denominador común: desde esos espacios aún se ven áreas verdes en esta parte de la ciudad y se disfruta de la brisa y el silencio.

Pocos cuentan con la infraestructura propia de un mirador como el de Bellavista, y la mayoría funciona de forma improvisada, ya que es la gente que los frecuenta la que los ha convertido en miradores por su ubicación privilegiada.

La fundación Guayaquil Siglo XXI está a cargo del mirador Cerro Paraíso, de Bellavista. Las jardineras con flores diversas abundan y decoran el lugar. Además hay un área de juegos infantiles y dos locales que venden snakcs como sándwiches, helados, hamburguesas, batidos, colas, entre otros.

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Este mirador tiene guardianía las 24 horas, además de personal de limpieza rotativo que se encarga de mantenerlo impecable.

Uno de los guardias de seguridad asegura que los días más concurridos son los jueves, viernes y sábados, a partir de las 17:00. “Vienen familias con niños que se pasan horas en el parque, parejas y adultos mayores que aprovechan la brisa para admirar el paisaje”.

Canales de televisión como TC Mi Canal, Teleamazonas, entre otros han aprovechado la glorieta que hay en la mitad del lugar, para grabar los programas en vivo y los noticiarios de la tarde.

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“Este lugar atrae a muchos turistas extranjeros y mochileros, ellos se quedan horas tomando fotografías”, expresa Marilyn Hidalgo, quien atiende en uno de los locales de comida. Ella trabaja todos los días de 14:00 a 21:30. Los domingos empieza su jornada a las 10:30. “Es el día en el que más gente viene, así como también en los feriados y fiestas de Guayaquil”.

El mirador de la ciudadela El Paraíso se ha convertido en un punto de encuentro para moradores, visitantes y turistas, ya que se realizan actividades de conservación los fines de semana a cargo del grupo Cerros Vivos. Lelia Burgos, quien pertenece a la agrupación y reside en la ciudadela, explica que se animó a participar porque el cerro tiene mucho que preservar. Ella asistió el pasado sábado con su hijo para colaborar con la construcción de un vivero, a cargo del Tercer Legado de los Scouts de Ecuador, que desde hace dos semanas realiza actividades en el sitio.

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Nando León, dirigente de este grupo, explica que acordaron con el presidente del comité hacer esta actividad permanentemente.“Hemos hecho mingas y escalamos la montaña”, cuenta. Los scouts Alejandro, Diana, Gustavo y Alexis ayudaron en esta jornada y sembraron especies nativas del bosque.

“Es un lugar al aire libre, donde los chicos pueden aprender a valorar la naturaleza”, expresa Paola Ramos, quien también reside en la ciudadela y aprovechó el fin de semana para hacer un picnic con sus hijas. “Venimos una o dos veces por semana a regar los árboles que hemos sembrado y hoy quisimos hacer camping”, menciona.

Pero ellos no son los únicos que aprovechan el lugar. Cada sábado, después de misa, los feligreses realizan una peregrinación hasta el santuario de la Virgen de El Paraíso, que se encuentra en la entrada al mirador. Las lomas del lugar también sirven a los ciclistas de la Selección del Guayas que practican en el sitio cada semana.

El mirador de Los Ceibos, que está en el desvío a la Perimetral, es visitado ocasionalmente por parejas y grupos de amigos. Ellos lo han convertido en mirador improvisado, ya que no cuenta con infraestructura, y está lleno de basura y restos de material de construcción.

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Cuna de leyendas

El último nivel de la urbanización Cimas de Bim Bam Bum, desde hace aproximadamente 20 años, se convirtió en mirador debido a las constantes visitas nocturnas de la gente. Según datos publicados por Diario EL UNIVERSO, fue Eduardo Carrión Toral quien compró a la Junta de Beneficencia de Guayaquil un terreno, donde ahora está situada la ciudadela, para la construcción de un parque recreacional que se llamó Parque Bim Bam Bum, en agosto de 1958. Luego se construyó un hotel en el mismo solar del parque donde solo queda una construcción abandonada.

En los seis niveles del cerro donde se asienta la ciudadela hay casas abandonadas con paredes rayadas y vidrios rotos. El camino hasta llegar a la cima es lúgubre. Los árboles secos se mueven con el viento y el suelo polvoriento propicia una atmósfera tenebrosa.

Al llegar a la parte más alta hay una casa abandonada, sin ventanas ni puertas, solo está la estructura de cemento con manchas negras y mensajes en las paredes que dicen “no los queremos aquí”, “váyanse” y “no son bienvenidos”.

Según residentes, este mirador improvisado es utilizado por desconocidos en la noche para beber y otros fines. “A la medianoche llegan taxis o carros particulares con música a todo volumen. Allí los jóvenes se ponen a beber y los moradores tienen que llamar a la Policía para que venga y los saquen; por lo demás sí es un lugar tranquilo”, dice Joffre Farías, que labora desde hace 16 años en el sitio.

Un taxista indica que hace siete años, él y un grupo de amigos fueron en la noche a la cima del Bim Bam Bum y uno de ellos contó una historia espeluznante.

Cuenta una leyenda que hace varios años, en una de las viviendas abandonadas, vivían tres religiosas que, según el taxista, tenían un pacto con el diablo y que repudiadas por los habitantes del lugar fueron quemadas vivas, en la cima. “Todos los días, a la medianoche se ve una cruz blanca en ese lugar, yo la vi ese día y nunca más regresé”.

No todo lo que se cuenta del lugar es de terror, también hay quienes disfrutan del bosque y su fauna, como Tatiana Rojas, quien vive ahí desde hace diez años. “Yo no le doy crédito a esas leyendas, lo que sí hay es un poco de inseguridad, pero por lo demás es un lugar tranquilo”, manifiesta.

También hay un grupo de jóvenes que atraídos por las lomas de la ciudadela van con su patineta a entrenar todas las semanas.

1958

Se construyó un parque recreacional en las Cimas del Bim Bam Bum, como se llamaba a la urbanización.

Opiniones

Es la primera vez que vengo, había escuchado del mirador, pero no había venido antes. Me gusta porque se lo ve bonito, cuidado y seguro”. JORGE PITA, visita el mirador de Bellavista.

Entrenamos aquí desde hace tres años, nos gusta por las cuestas, pero además el cerro es bonito, se convive con la naturaleza”. GÉNESIS EGAS, ciclista de la Selección del Guayas.