¿Cómo califica la actuación de la Defensoría del Pueblo, que el día de la presentación de su libro pidió a la Corte medidas cautelares para prohibir su circulación y dos días después solicita que se revoquen?
Me pareció una medida desproporcionada, precipitada y creo que los hechos lo han demostrado así. Si hacer un pedido, sin comprobar, sin saber que lo que se está pidiendo es cierto, me parece poco habitual. He conversado con representantes de la Defensoría del Pueblo y les dije que siempre presumía que los ciudadanos contábamos con una presunción de inocencia y no con una presunción de culpabilidad, como ha ocurrido en mi caso.

¿Qué argumentos expusieron en la reunión de esta mañana (viernes) en la Defensoría?
Ellos dijeron que la Fiscalía es la que pidió y la que informó de lo que iba a suceder. La Fiscalía es la que les dijo que probablemente iba a existir una publicación con una determinada portada. Eso no era cierto, hubo una confusión. Había una invitación que contenía una imagen, pero no quería decir que esa imagen iba a ser la de la portada definitiva. Para mí sigue siendo incomprensible la actuación de la Fiscalía... Me sorprendí mucho porque jamás recibí ningún papel de la jueza, a mí nadie me comunicó nada y se supone que soy uno de los afectados.

¿Ud. había sido alertado de que esto podía pasar? Ya lo habían llamado a la Fiscalía a declarar en la indagación previa que se sigue por el cometimiento de un presunto delito de genocidio-etnocidio.

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Yo lo que no sabía era lo que me dijeron los miembros de la Defensoría Pública que me visitaron. Ellos me dicen que ha sido la Fiscalía, el juez de la causa y alguna persona de la Fiscalía la que les insistió que tomaran esta decisión... Si a mí me hubiera llamado alguien de la Fiscalía o de Derechos Humanos a decir: ‘Oiga no ponga esa portada, si es que la va a poner’; yo no lo habría hecho. Jamás me voy a poner en un problemita de si es esta foto o la otra, si es este detalle o el otro... Todo este conflicto me molesta, pues es una desviación de atención del lugar importante. Para mí lo importante es qué pasa con los huaorani, con los taromenane, qué sucede con las niñas, cómo se las está protegiendo...

¿Eso le dirá al Fiscal en su comparecencia el lunes?
Le diré: ‘Oiga, señor fiscal, llevamos seis meses de la muerte de los no contactados, casi siete meses de la muerte de los dos ancianos huaorani, ¿no hay nada qué decir en siete meses, no han avanzado las investigaciones, no tiene ninguna novedad que contar a la ciudadanía? ¿Se conoce en el Ecuador un caso que sea grave, que haya provocado la conmoción social y que no existan resultados en siete meses?’. Estamos hablando en Ecuador de la mayor matanza en varias decenas de años y llevamos más de seis meses sin respuestas.

¿Se ha perdido la perspectiva del real problema?
La Fiscalía por las razones que fueran (...) no hace nada frente a una situación que de hecho se está dando. Las niñas siguen en manos de sus secuestradores y eso no parece apurar a nadie, eso no parece ilegal, eso no genera ninguna acción frente a los secuestradores. La niña sabe muy bien que ese señor, que ahora dice ser su papá, mató a su familia. Eso a mí sí me parece una gran violencia psicológica para la niña.

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¿Por qué cree que le inquieta tanto el tema a la Fiscalía?
Si esto no es una ocultación, pues que me digan otra palabra para definirlo. La palabra que dicen algunos de que es complejo, no me vale. Eso es una burla. Se trata de una comunidad muy pequeñita, no es un barrio de Guayaquil donde ha ocurrido un crimen que hay que investigar. Estamos hablando de una comunidad muy pequeña, donde todo el mundo sabe quién hizo qué, donde la Fiscalía tiene huaoranis a su servicio, donde, por lo tanto, tiene todas las pruebas en la mano o por lo menos mucha información cercana... No hay ninguna razón para que hayan pasado siete meses sin un solo resultado. Es un intento de tapar el sol con un dedo.

¿Considera que se trató de censura previa de su libro?
Es tan obvio que yo considero que los lectores son inteligentes y se dan cuenta. Imagínense en dos comunidades: Yarentaro y Dicaron, donde hay 300 personas y todo el mundo sabe quién participó, donde ha aparecido un estudiante en Quito que dijo ante una cámara de televisión: ‘Sí, mi papá participó en la matanza, mataron a algunos porque habían matado a mi tío’. Ahí tenemos un personaje que sale en público diciendo cosas. Me pregunto, ¿han entrevistado a este chico o al papá, que dice fue uno de los que participó? (...) No, parece que no. No entrevistan a ninguno y me entrevistan a mí, me piden mi declaración que he estado en Pamplona (España), me piden que entregue las fotografías de los hechos. Y le voy a decir al fiscal: ‘Discúlpeme si incurro en una falta, si es así castígueme, pero no es serio lo que están haciendo’.