Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) instaron este jueves en San Petersburgo a los países ricos, en particular a Estados Unidos, a coordinar el fin de las políticas anticrisis para evitar nuevas turbulencias financieras.

Para los cinco mandatarios, la brasileña Dilma Rousseff, el ruso Vladimir Putin, el chino Xi Jinping, el sudafricano Jacob Zuma y el primer ministro indio, Manmohan Singh, la "normalización de esas políticas tiene que ser sopesada de forma efectiva y cuidadosa y claramente comunicada", según un comunicado enviado por el ministerio de Hacienda brasileño al término del encuentro.

El crecimiento de este grupo de países, que responden por el 25% del PIB mundial y el 40% de la población del planeta, se ha desacelerado en los últimos meses y sus monedas se han devaluado con relación al dólar, ante la perspectiva de que Estados Unidos ponga fin a su política monetaria anticrisis.

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"Esperamos que Estados Unidos, como mayor emisor de reservas de divisas, tenga en cuenta las consecuencias de sus políticas" en el resto de las economías, advirtió antes de la reunión el viceministro chino de Finanzas, Zhu Guangyao.

El presidente estadounidense, Barack Obama, aseguró en el G20 que la evolución de la política monetaria de Estados Unidos se haría progresivamente, indicó el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov.

"Esto fue recibido de manera muy positiva" por los jefes de Estado de los países emergentes, constató Siluanov.

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Los BRICS, que se reunieron antes del inicio oficial del G20 para pergeñar una posición común, consideran que el fin inminente de los estímulos de la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense está repercutiendo muy negativamente en los países emergentes.

Las monedas más afectadas con esta fuga de capitales ante la perspectiva de que Estados Unidos suba los tipos de interés han sido la rupia india, que ha perdido un quinto de su valor en lo que va de año, el real brasileño, con un 15%, y el rublo ruso, que se ha devaluado cerca del 10%.

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La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció que "es necesario modificar progresivamente las políticas monetarias" para evitar "crear fracturas en el desarrollo económico".

Según los expertos de la agencia de investigación IHS Global Insight, 44.000 millones de dólares han abandonado los mercados emergentes en tres meses, y este movimiento parece que no ha hecho más que empezar.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, instó en julio a los países emergentes a que preparen sus economías para hacerlas menos dependientes de los flujos de capital internacionales.

En una nota reciente previa al G20, el FMI advierte sobre "los ajustes desordenados" ahora que los países desarrollados empiezan a sacar la cabeza del agua de una crisis que ya dura cinco años.

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Otro asunto que abordaron los líderes de los emergentes fue la creación de un fondo de reservas comunes que contará con $ 100 mil millones para protegerse, precisamente, de la volatilidad de los mercados de cambio.

China aportará $ 41 mil millones; Brasil, India y Rusia, $ 18 mil millones cada uno y Sudáfrica, $ 5 mil millones, según el comunicado.

No obstante, el viceministro de Finanzas chino aseguró poco antes que actualmente "no hay necesidad" de ningún rescate para los países que han registrado mayor huida de capitales, aunque urgió a la ejecución de reformas rápidas para "hacer frente a estos problemas".

En relación al Banco de Desarrollo, los mandatarios avanzaron en las negociaciones relativas a su estructura de capital, composición, participación accionarial y gobernanza, según el comunicado.

El banco contará con un capital inicial de $ 50 mil millones suscritos por los cinco países del bloque, agregó. Los líderes de los BRICS también manifestaron su preocupación por el estancamiento del proceso de reforma del FMI y de la Ronda de Doha para la liberalización del comercio mundial.

El G20 comenzó al término de la reunión de los BRICS en la tarde de este jueves en el palacio Constantino, en la isla de Strelna, a 15 kms al suroeste de la antigua capital imperial rusa, en aguas del Golfo de Finlandia.