La posible falta de seguridad y prevención, así como un supuesto exceso de ocupantes, podrían ser las causas del accidente en el que murieron cinco personas, luego de que la embarcación en la que recorrían la laguna de Colta zozobrara la tarde del domingo pasado.

Ese día, un yate con más de 30 pasajeros naufragó cuando realizaba un paseo turístico con miembros de la asociación de evangélicos Nueva Generación, todos oriundos de Colta, Chimborazo, y residentes en Quito.

El vendedor de los tiques, empleado del Municipio de Colta, fue detenido para investigaciones y la versión oficial del hecho difundida por el alcalde del cantón, Hermel Tayupanda, es que los participantes del viaje se movieron, todos al mismo tiempo, para poder fotografiar a una hilera de patos que cruzaba junto al bote. Entonces este se volteó.

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Tayupanda descartó el exceso de pasajeros en la nave y añadió que las muertes se produjeron por hipotermia.

Los fallecidos son: Sara Juela León, de 30 años, y los niños Rony Alexander Tene Juela, de 3; Kristofer Alexander Valente Atupaña, de 7; y los primos Jordan y Katy Padilla, de 6.

Los miembros de Nueva Generación llegaron a la comunidad Secao, parroquia Cacha, para participar en un concierto de música cristiana y tras su realización fueron a la laguna.

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Personal del Grupo de Operaciones Especiales (GOE), bomberos de Riobamba, Colta y Guamote auxiliaron a las personas que flotaban en las aguas heladas de la laguna, identificada en quichua como Kulta Kucha (laguna de pato).

Durante el rescate, socorristas vieron que una menor aún estaba atrapada en el sitio del accidente (en la parte sur de la laguna). Tenía el pulso débil y pese a recibir los primeros auxilios, falleció. Otro grupo rescató el cadáver de un infante y a las 15:30, la última víctima fue retirada de la laguna.