En los centros educativos, mercado, barrios Guayaquil y Daule, entre otros sitios de la cabecera cantonal, las aguas residuales de los lavaderos forman riachuelos en las veredas o permanecen estancadas emanando malos olores.

Lomas de Sargentillo presenta déficit en el servicio de alcantarillado sanitario. Hay tubería del sistema en el barrio Daule, pero no llegó a la calle en donde vive Olva Ortiz, quien afirma que los ductos fueron instalados hace dos años y que a ella le pidieron que esperara una siguiente etapa de la obra.

Sin embargo, el servicio es exclusivo para las aguas lluvias y descargas domiciliarias de lavaderos, “no del baño”, remarca Ortiz. Hasta tanto, como prácticamente el resto de la población, sigue dependiendo de pozos sépticos.

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En el barrio Guayaquil, José Cercado fustiga haber escuchado la promesa de alcantarillado en tiempos de campaña electoral. Su vecino Marcos Mora refiere que el déficit de alcantarillado  sume al cantón en   un problema de salubridad.

En la vía principal, hace cinco meses se instalaron ductos de aguas lluvias dentro de un plan de la Prefectura para mantener el buen estado de la vía intercantonal. Algunas familias conectaron redes para sus descargas domiciliarias y ello generó malos olores que obligan a prácticamente sellar los ductos con cartones, tablas y piedras.

Carlos Sánchez, director municipal de Obras Públicas, anuncia  acciones en contra de conexiones ilegales y dice que el Cabildo espera la aprobación de un crédito con una financiera estatal para contratar la obra integral de alcantarillado.