Diana Rosero, agricultora de la parroquia Bilbao, en Penipe, utiliza una manguera para regar agua sobre una canasta de mora. Con paciencia, retira la ceniza que está pegada en la fruta. Se lamenta. Dice que 100 plantas de aguacate y tomate de árbol también se han dañado debido al material piroclástico que ha expulsado el Tungurahua desde el domingo.

Luis Rosero, padre de Diana, se siente agobiado. Él adquirió un préstamo de más de 10.000 dólares con un banco en Riobamba para invertir en el cultivo de mora. Lamenta que desde hace dos meses comenzó a cosechar entre 40 a 50 cajas pequeñas, pero que ahora no recolecta ni siquiera tres. Agrega que se vendían en $ 10, pero la semana pasada logró comercializarlas a $ 4, lo que le representa pérdida.

“Es que la pepa se quemó, nuevamente tendré que podar y echarle abono para ver si se recupera. Estaba una belleza la cosecha de mora, pero el domingo nos sorprendió el volcán y lo jodió todo. Eso es lo que a veces nos desobliga a trabajar en la agricultura, pero esto es lo único que nosotros sabemos hacer”, lamenta Rosero.

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Cristian Robalino recuerda que cuando tenía quince años comenzó el proceso eruptivo del volcán (1999). Comenta que los agricultores de las faldas del Tungurahua se han acostumbrado, de alguna manera, a resistir este tipo de desastres. “Estoy convencido de que luego del proceso eruptivo las tierras de la zona serán más productivas por la cantidad de ceniza que ha caído ya que es abono natural”, comenta mientras labraba la plantación de mora.

Añade que las recientes lluvias han limpiado la ceniza en las plantas, aunque asegura que no será suficiente para recuperar la producción que tenía antes del domingo.

Asimismo, Antonio Mariño enterraba tomates de árbol la mañana de ayer. Él manifiesta que por la caída de cascajo y piedras de la explosión del domingo, los frutos de las plantas de tomate de árbol se cayeron. “Se debe enterrar esa fruta para que no se pudra al aire libre y atraiga moscos que contaminen con ojo de pollo a los otros frutos de la mata”, manifiesta el agricultor.

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El jueves se registraron dos explosiones moderadas que produjeron la salida de rocas incandescentes y la emisión de ceniza que llegó a alrededor de 1.000 metros sobre el cráter, dice Marco Almeida, técnico del Instituto Geofísico en el observatorio de Guadalupe.

En tanto, el Comité de Operaciones Emergentes (COE) de esa provincia informa que ya se preparó un plan de evacuación, movilidad y alimento para el ganado. Ayer brigadas de salud acudieron a Bilbao para revisar afecciones respiratorias en habitantes de esa zona.

Solo nos queda tener fe en Dios y continuar trabajando en la agricultura, a pesar de que a veces nos causa desobligo, pero esta es nuestra forma de vida”.Cristian Robalino Agricultor Bilbao