Con temor e incertidumbre viven los habitantes de El Reventador, en Sucumbíos, debido a las constantes lluvias y amenazas de deslave en la zona.

Ellos aseguran que Petroecuador no ha dado a conocer un estudio sobre el estado actual de la montaña, la que tiene el mismo nombre, debido a que el pasado 31 de mayo ocurrió un deslave que destruyó parte del tubo del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) y provocó el derrame de 11.400 barriles de petróleo.

Richard Enríquez, vicepresidente del gobierno parroquial de El Reventador, expresó que las lluvias continúan y mantienen alerta a la comunidad, la cual critica que Petroecuador haya centrado su atención en la seguridad del SOTE y dejado de lado a la comunidad.

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“La semana que terminamos tenían que entregarnos los informes que se comprometieron a realizar, pero no sabemos nada y esto nos tiene preocupados”, indicó Enríquez.

José Sánchez, subgerente de Transporte y Almacenamiento de Petroecuador, señaló que geólogos ya hicieron una evaluación y que, según ellos, el asunto no reviste riesgo.

“Nosotros hemos contratado un estudio geotécnico para determinar si hay peligros de nuevos deslizamientos en ese lugar, para la próxima semana lo tendremos en nuestro poder y se lo entregará a todas las autoridades”, manifestó Sánchez.

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Agregó que han hecho obras en la cúspide de la montaña, como la construcción de un canal de desfogue y la limpieza de las áreas afectadas por el deslave.

Sin embargo, muchos grupos familiares viven cerca a la montaña y temen que ocurra un nuevo deslizamiento. “Hay un trauma psicológico. En las noches apenas se escuchan ruidos de los tráileres grandes, la gente se levanta asustada pensando que se viene otro deslave”, mencionó Enríquez.

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El personal médico del subcentro de salud de la parroquia aún permanece en el colegio El Reventador. Ellos salieron de las instalaciones del subcentro porque no se sienten seguros ya que estas se encuentra muy cerca del área del deslave. “De darse un nuevo derrumbe, podría afectar al subcentro, y como nosotros vivimos ahí, sí nos da un poco de temor”, manifestó el doctor Santiago Albarracín.