Dos papas rezaron juntos este viernes en el Vaticano, uno católico y otro ortodoxo, en un indicio de mejora de relaciones después de la elección de los nuevos líderes de ambas iglesias.

El papa Francisco recibió al papa de la Iglesia ortodoxa copta de Egipto, Teodoro II, en el primer encuentro de este tipo en 40 años, diciéndole que su visita "fortalece los vínculos de amistad y hermandad" entre las dos denominaciones.

La Iglesia católica y la copta se dividieron en el siglo V por diferencias teocráticas. Desde que subió al trono papal, Teodoro ha tendido una mano a los católicos en Egipto.

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La ocasión fue festejar el aniversario de la firma de una declaración para mejorar los lazos entre ambas iglesias, que formularon en 1973 el papa Pablo VI y el predecesor de Teodoro, el papa Shenouda III, que falleció el año pasado. El papa Juan Pablo II visitó a Shenouda en El Cairo en el 2000.

Los cristianos representan aproximadamente el 10% de la población egipcia. Los coptos se quejan que, desde que Hosni Mubarak fue derrocado en el 2011, la discriminación y los ataques contra ellos han ido en aumento, especialmente con la llegada al poder de la Hermandad Musulmana. La Iglesia ortodoxa copta de Egipto tiene unos 10 millones de fieles, mientras que los católicos coptos ese país, leales al papa Francisco, suman unos 165.000.

Francisco de blanco y Teodoro de negro oraron juntos el viernes por la paz en la moderna capilla Redemptoris Mater dentro del Palacio Apostólico. Los cánticos en árabe dominaron la sencilla ceremonia.

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Francisco se refirió al "sufrimiento" de los cristianos. "Del sufrimiento compartido puede florecer el perdón, la reconciliación y la paz, con ayuda de Dios", afirmó.

Desde que asumió el año pasado, Teodoro se ha acercado a la comunidad católica egipcia, asistió a la instalación del nuevo patriarca católico y ayudó a formar un consejo de iglesias cristianas en Egipto.

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Francisco, por su parte, ha hecho varios acercamientos a la Iglesia ortodoxa. El patriarca ecuménico Bartolomé, con sede en Estambul, líder espiritual de los cristianos ortodoxos en el mundo, asistió a la asunción de Francisco en un importante gesto de unidad.

En sus declaraciones, Teodoro dijo que su deseo había sido viajar a Roma para felicitar a Francisco por su elección, invitarlo a Egipto y tratar de forjar una unidad entre las iglesias y la paz en la región.

"Trabajar juntos para promover el diálogo ecuménico y la paz en la tierra será nuestro objetivo común", afirmó en inglés.