Obreros, personal de limpieza, de mensajería, de atención al cliente, de archivo y de caja son los más demandados en el Sistema de Integración Laboral para Personas con Discapacidad (SIL). Eso por el lado de quienes aún no tienen estudios universitarios. Para el otro, los que tienen preparación, los ingenieros comerciales y los contadores públicos autorizados (CPA) son los más solicitados.

También hay requerimientos para profesionales especializados como médicos, odontólogos y obstetrices, pero en menor medida, dice Eva Palacios, coordinadora del SIL en Guayaquil. Según estadísticas del SIL, el 60% de los requerimientos es para el sector operativo; el 40% para el administrativo; y el 10% para profesionales.

Al mes, añade Palacios, insertan mínimo a 50 personas. Más de la mitad logra mantenerse. Quienes menos cumplen o se botan son por lo general los más jóvenes, cuenta Palacios. Esto porque se sienten discriminados si alguien los mira mal. Porque nunca han trabajado y aún no se acostumbran. O por las creencias de los familiares. Un ejemplo: dicen que sus hijos son explotados cuando estos deben de quedarse unos minutos adicionales para terminar una tarea asignada.