La radio es su ‘fiel compañera’. Lo acompaña en todas sus actividades y la mantiene encendida mientras duerme, junto a su almohada. Siempre está listo, con el traje de combate en la cajuela del auto, para atender cualquier alerta de incendio. No hay reunión familiar, actividad laboral ni cena navideña que no haya interrumpido para responder al llamado de JB4.

Es Lucho, como conocen al mayor Luis Modesto Páez Montalvo, jefe de Brigada 4 (JB4) del Cuerpo de Bomberos, quien fue condecorado por la institución el pasado 10 de octubre, por sus 50 años de servicio en la casaca roja. El próximo 5 de noviembre los cumplirá, entre miles de experiencias y la satisfacción de seguir operativo a sus 66 años.

A los 15 años fue su primer acercamiento a la institución, a la compañía Neptuno 1, al acompañar a su padre, también bombero, a una de las guardias semanales. La camaradería, comilonas y la adrenalina de atender el llamado de un siniestro lo cautivaron. Años más tarde volvió entusiasta, como uno de ellos.

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Ese entusiasmo del primer día está latente, ahora con los conocimientos recibidos en capacitaciones y la experiencia de cientos de batallas contra el fuego. Recuerda varias que lo han marcado, como el incendio en la Bahía el 5 de diciembre de 1997 al que ingresó con una línea de transmisión (manguera) en medio de las explosiones, y el de la planta de gas Shell Gas (en la Pradera), el 10 de marzo de 1976 De esta última salió herido.

“Hubo una gran explosión, una ola de fuego hacia arriba y cayeron fragmentos (...). Me quedé atrapado en un alambre de púas, traspasó mi uniforme y sangraba. Pero de a poco salí y unas señoras me curaron. Luego seguí trabajando”, cuenta Páez, en medio de las unidades que dirige en el cuartel que lo recibió en su adolescencia.

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Esa brigada, ahora llamada Brigada 4 (en Gómez Rendón y Coronel Genaro Cucalón) y que cubre el suburbio de la ciudad, es donde ha pasado 49 de los 50 años de servicio. Solo un año fue transferido como jefe de la Planta Proveedora. Luego regresó a su casa, donde ha sido JB4 por 14 años.

Y aunque se ‘muere’ por combatir en los incendios, ahora se desempeña –la mayoría de las veces– como comandante de Incidentes o hasta que el jefe de brigada de esa zona reciba el mando. Él se ubica de frente a las llamas y dirige al equipo, los distribuye, pide refuerzos, analiza la posición para combatir con las líneas de transmisión.

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“Me gusta servir, para mí ser bombero es una virtud”, expresa el voluntario que tiene 18 condecoraciones y es siempre uno de los primeros en llegar a los incendios. Sus actividades, como comerciante, trabajador en el Puerto Marítimo (manejó las plumas de los barcos por 15 años) y en su negocio de publicidad, quedan siempre en segundo plano. Su misión es servir, reitera. En sus ratos libres disfruta de su familia y de jugar con sus cinco nietos. (I)

He estado en todos los incendios declarados... Yo no me siento bien cuando por a o b motivo he estado fuera de la ciudad. Siempre estoy preocupado de cómo está mi brigada”. Luis Páez, jefe de la Brigada 4