Con ejerciciO que hacían que el cuerpo entrara en calor se dio inicio a la gymkana, una de las actividades de la fiesta de la parroquia Santa Teresita, del sábado pasado, a la que asistieron unas 900 personas y que se realizó en homenaje a la patrona del lugar que lleva el mismo nombre, así como para fomentar la integración familiar.

Esta es una de las actividades que más atraen durante la fiesta, ya que consiste en cumplir siete pruebas e ir sumando puntos para al final obtener el primer lugar. Cada juego ponía a prueba el ingenio, creatividad, rapidez, memoria y concentración de cada grupo.

Este año participaron casi cincuenta personas, repartidas en nueve grupos conformados por un máximo de 8 personas. La inscripción fue de $ 20 por grupo.

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“Nos motivó el hecho de compartir como amigos, ayudar a la parroquia y porque quisimos tener un momento mañanero sano y entretenido”, expresó Anabel Mora, integrante del equipo Los Pétalos de Santa Teresita, diferenciados por el color naranja.

Durante el concurso, la música orquestada en vivo acompañaba las barras de los grupos que no dejaban de alentar con gritos, risas y aplausos a sus representantes, mientras estos dominaban con un brazo un charol lleno de vasos de agua, o mientras contestaban las preguntas de la trivia, entre otras pruebas.

Al final se premió al equipo ganador de cada prueba y de una manera especial al que obtuvo el mayor puntaje en la sumatoria total de la gymkana, con órdenes de consumo en restaurantes, gimnasios y canastas de alimentos, donados por diferentes empresas.

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Del otro lado de la parroquia la algarabía no cesaba, en la tarima los niños de la catequesis presentaban sus pequeñas obras de teatro vinculadas a parábolas religiosas como la de la oveja perdida, las bodas de Caná o la del arca de Noé.

“Me encanta la forma dinámica e interactiva que tienen de enseñarles a los niños las cosas de Dios, estoy emocionada porque es la primera vez que voy a ver participar a mi hijo”, comentaba Pilar Muñoz, mientras acomodaba la barba del disfraz de su hijo, Nelson Ávila, antes de subir al escenario.

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Algunos padres de familia disfrutaban del show tomando fotos y filmando con sus celulares, mientras otros aprovechaban para comprar algún bocado típico como fritada, chicharrón, sánduches de chancho, cebiche de camarón, pizza, empanadas, bolones, entre otras alternativas que ofrecían los estands de comida de los alrededores.

“Es una actividad muy grata, que lleva detrás mucho trabajo por parte de todos los voluntarios que le ponen ganas para que todo salga lo mejor posible, eso es lo más bonito, que detrás hay un espíritu de familia”, expresó el párroco de la iglesia, Carlos Reinoso, quien estuvo presente durante el festejo.

También hubo presentaciones de danza de las academias Andanzas, Pam Danza Teatro, intervenciones musicales y juegos tradicionales como palo ensebado, rayuela, trompo; así como estands que ofrecían artículos variados para el hogar.

Solidaridad

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El ingreso al festival fue gratuito, sin embargo, algunas actividades como la del pulguero, la venta de los tiques de la tómbola, en la que se entregaron 500 premios variados, las rifas y venta de comida típica y criolla sirvieron para recaudar fondos para las seis comisiones de ayuda social que lidera el área Santa Teresita Ayuda, de la parroquia.

Aunque la fiesta comenzó a las 09:00 con los sketches de teatro, las presentaciones artísticas y la gymkana, el pulguero empezó a las 07:00 con personas que hicieron fila desde la noche anterior para ganar los primeros turnos.

“Yo hice fila desde las 20:00 de ayer (viernes) y obtuve el turno número uno, aun así no pude comprar todo lo que quería porque todo se acabó superrápido, ahora estoy esperando poder ingresar en el segundo grupo”, contaba José Intrigo mientras mostraba el sello con el número 261 que recién le habían colocado en el antebrazo.

Él fue parte del primer grupo de 130 personas que ingresaron al área del pulguero, donde se exhibieron unos 3.000 artículos entre ropa usada y nueva que algunas empresas donan cuando se quedan con ropa por cambio de temporada, accesorios de cocina, carteras, zapatos, bisutería, adornos navideños, juguetes, entre otros.

Cuando ya eran las 09:00 las voluntarias se preparaban para recibir al segundo grupo de 130 personas, surtiendo más artículos en cada área. Había objetos desde $ 1. “Cada año vengo a este pulguero con mi familia, las cosas son de buena calidad por eso compro de todo un poquito”, expresó Consuelo Medina, mientras se mantenía junto a la puerta de ingreso para intentar volver a entrar.

El grupo de voluntarias se formó en el 2003 y está integrado por unas cuarenta personas, quienes se encargan de los diferentes proyectos benéficos enfocados en la alimentación, vestimenta, educación y preparación espiritual de personas de escasos recursos.

Una de estas comisiones es la del dispensario, en el que se atiende a unas 200 personas al mes con consultas de $ 1 y $ 2, de martes a jueves, de 09:00 a 13:00.

En esta comisión la parroquia trabaja con dos centros con los que mantiene un convenio, Cefas, que está en el km 12,5 de la vía a Samborondón y el Centro Médico del Cuerpo Consular de Damas, que está en Durán, a los que son derivados los pacientes según el diagnóstico que tengan.

En la comisión de alimentación la parroquia entrega una canasta básica a unas 160 familias, una vez al mes, a través de las donaciones de los fieles y la compra de los productos que hagan falta con lo que se recauda en actividades de autogestión.

Los alimentos que se entregan benefician a familias de escasos recursos de recintos aledaños, a enfermos con VIH y a los niños de la guardería Gracias María. Estos dos últimos grupos forman parte de dos comisiones individuales de la parroquia.

La comisión de ropero se encarga de hacer de dos a tres pulgueros al mes en los que se venden a bajo costo ropa, calzado, libros, juguetes, objetos para el hogar y demás artículos que son también donados por los feligreses.

En Crecer juntos la misión del voluntariado es trabajar los sábados con habitantes de El Buijo en un programa de evangelización que los prepara para la primera comunión y confirmación. En este proyecto los beneficiados pagan $ 3 al mes.

Son 56 niños, de 2 a 5 años, en su mayoría hijos de mujeres que trabajan como empleadas domésticas en diferentes urbanizaciones del sector, quienes reciben cuidados, alimentación y educación básica en la guardería Gracias María.

Por un valor de $ 40 al mes los niños reciben desayuno, almuerzo, cena y participan de actividades de entretenimiento, de 07:30 a 16:30, de lunes a viernes.

La comisión Niños VIH entrega vitaminas, alimentos y ropa a familias afectadas por esta enfermedad; se benefician más 100 niños y reciben preparación espiritual. (I)

“Quisimos participar de la gymkana por el hecho de compartir un momento de amistad y alegría y también el competir de forma sana, en el grupo hay algunos que ya han participado.Camila Caballero, participante