La lluvia de meteoros conocida como las Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo alcanzará su pico máximo este 11 y 12 de agosto, por lo que los ecuatorianos tendrán una gran oportunidad para apreciar este espectáculo espacial.

Esta lluvia -que se da desde el 13 de julio hasta el 26 de agosto- es una de las más altas actividades astronómicas. Se produce cuando la Tierra cruza por el sendero de pequeños escombros que deja el cometa Swift-Tuttle.

La doctora Lilly Duarte, del Planetario de la Armada del Ecuador, indicó que los espectadores de estas estrellas en Guayaquil, para una mejor apreciación desde el centro y sur de la ciudad, deberán ver a partir de las 18:00 hacia al punto cardinal noreste, en dirección al Malecón Simón Bolívar o el cerro Santa Ana, y seguir la constelación de Perseo.

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Las horas de la madrugada serán las ideales para obtener mejores resultados. "Ya cuando la constelación de Perseo avance más en el rango del horizonte (hacia el amanecer) entonces disminuirá la visibilidad", detalló Duarte que asegura que desde el norte de la ciudad también es visible con facilidad.

Esta lluvia de meteoros podrá ser observada a simple vista, sin necesidad de binoculares o telescopios. Duarte sin embargo recomendó que los observadores lo hagan en zonas alejadas de la contaminación lumínica.

Estima que el fenómeno puede ser visto con intensidad hasta el 14 de agosto, y agregó que debido a la fuerte intensidad de iluminación de la superficie lunar tan solo se vean entre 50 y 60 meteoros (estrella fugaces) por hora, disminuyendo así lo común que es de hasta unos 100 meteoros visibles por hora.

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El tiempo no ayudará

El Instituto Nacional Meteorológico de Hidrología (Inamhi) indicó que para la madrugada del viernes 11 de agosto se espera que el cielo en Guayaquil se presente nublado con claros. En tanto que para el sábado 12 se pronostica que el cielo esté de nublado a parcialmente nublado, con bruma.

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Las Perseidas proceden del cometa Swift-Tuttle, descubierto en 1862, que cada 133 años completa un viaje interno a través del Sistema Solar, dejando una estela de polvo y arena, su radiante es la constelación de Perseo, el semidiós de la mitología griega, hijo del dios Zeus y de la mortal Dánae. (I)