La semana pasada fue nombrado deportista de alto rendimiento por el Ministerio del Deporte, cuyo objetivo es financiar a los deportistas con tal distinción en eventos de preparación y competencia, incentivo deportivo, necesidades del deportista y honorarios del equipo multidisciplinario.

Carlos Palma Trujillo, que logró alzarse con el trofeo de campeón mundial de tiro práctico en Indonesia, en el 2008, guarda expectativas ante tal distinción al no haber recibido apoyo ni auspicio oficial en su carrera, pese a ser un deporte federado aunque no olímpico.

Las paredes de su oficina dan cuenta de la cantidad de medallas y trofeos que ha obtenido en su carrera que empezó a los 12 años, cuando compitió por primera vez en un campeonato local.

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Son cientos de medallas y cientos de trofeos, casi miles. ¿En cuántos campeonatos ha participado? “Uh! no lo sé, ya perdí la cuenta”, expresa Carlos, que este año, y por siete consecutivos, ha logrado el campeonato nacional.

En su palmarés tiene títulos sudamericanos, panamericanos, latinoamericanos, centroamericanos, abiertos, logrados en diversos países de Latinoamérica, Europa y Asia.

Su pasión por el tiro práctico le viene de familia. “Todo esto empezó con el tío León (León Febres-Cordero)”, dice Carlos, al referirse al expresidente de la República, hermano de su abuela materna, quien siempre practicó el tiro.

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Su tío y uno de sus mentores, Felipe Trujillo, presente en la entrevista, dice: “Antes de que Carlitos apareciera en escena, mi hermano Carlos Luis y yo ya habíamos participado en campeonatos internacionales porque siempre estuvimos ligados al tiro práctico, ya que mi padre, Carlos Trujillo Calixto, tenía haciendas y nos criamos ahí, primero haciendo cacería y luego como deporte”.

Fue justamente su tío Felipe el que llevó a Carlos, cuando tenía 12 años, a un campeonato a recoger los casquillos, y le gustó, tanto, que a los 12 y medio ya compitió.

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“Me gustó la acción, la adrenalina que esto genera, es un deporte en el que se debe tener precisión, concentración, velocidad y puntería”, dice el deportista, que siempre ha pertenecido al club Guayas.

Sus tíos, ya expertos, lo guiaban al principio, “pero llegó un momento en que yo empecé a entrenar y a entrenar, que los pasé a ellos”. Y no solo pasó a sus tíos, sino también en categorías, tanto que en algunos campeonatos, por su edad participaba en la categoría juvenil, y por su alto rendimiento también en la categoría general.

Otro de sus mentores es su tío Roberto Gilbert, quien fue presidente de la Federación Deportiva del Guayas. “Él, a título personal y como tío, siempre me ha auspiciado, incluso me trajo al entrenador inglés Angus Hobdell, quien me hizo perder el miedo a enfrentarme con los grandes y me dio bastantes resultados, justamente me fui a Estados Unidos a entrenar con él un mes antes del Mundial, además porque salía más barato hacerlo allá por el costo de los insumos de este deporte”.

Su tío Felipe aclara que el tiro práctico, al usar armas tiene inconvenientes. “Antes disparar nos costaba 10 centavos, ahora 80, y estamos hablando de que se usan unas 300 balas en un día de práctica, y nosotros nos preparamos 30 días para una prueba de 14 segundos para un campeonato, hay que sacar la cuenta entonces”.

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“Todos los insumos que usamos están gravados con el 300%, además las pistolas se deterioran rápidamente, en Estados Unidos una me cuesta 800 dólares, pero para traerla me cuesta tres mil dólares por los impuestos, mientras en otros países los tiradores están auspiciados no solo a nivel de equipos, sino de hotel, hospedaje, pasajes, acá nos cuesta a nosotros, a nuestras familias”, recalca Carlos.

“Yo lo que pido para quienes representamos al país es la liberación de impuestos a través de los clubes, de la federación, del Ministerio del Deporte, no pido cinco ni diez pistolas, no soy un terrorista, soy un deportista de alto rendimiento, lo único que se pide es poder mejorar, necesitamos esa apertura oficial, lo estoy pidiendo como el mejor tirador del país. Necesitamos todo lo que un deportista común necesita”, solicita Carlos que se apresta a entrenar para el Panamericano del otro año.

Él, de 29 años, se ha parado en el podio muchas veces a recibir medallas y trofeos, pero tiene aún a flor de piel, cuando a los 20 años, como Campeón Mundial, en Bali, Indonesia, oía el Himno Nacional del Ecuador mientras se izaba nuestra bandera.. (I)