Un amplio estudio realiza la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) para determinar todas las necesidades que demandará la puesta en marcha del corredor de buses de transporte público número tres que comienza en la calle Clemente Ballén, sigue por la avenida Barcelona, la José Rodríguez Bonín y culmina en la vía a la costa.

El fin de la puesta en práctica de este corredor es el ordenamiento del sistema público convencional de la ciudad. Este además será parte de los quince corredores que funcionarán en Guayaquil.

Fernando Amador, director de Transporte Público de la ATM, dice que se prevé que el corredor 3 entrará a funcionar en el primer trimestre del 2018 y que en mayo próximo ya estarán listos los estudios del uso de los buses urbanos en ese circuito.

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Para poner en práctica el corredor se tienen que establecer el número de paradas, la señalética horizontal y vertical, paraderos, frecuencias.

“Es un tema integral y para poder llegar a una solución que primero disminuya el impacto del tránsito y luego que también dé un buen servicio a los usuarios”, dice el directivo.

Añade que en el centro de la ciudad es menos traumático desarrollar un corredor porque el ordenamiento de los buses, con la parada obligatoria, facilita el movimiento de los vehículos, mientras que en la vía a la costa es más complejo debido a que hay muchas urbanizaciones que tienen su propio tráfico y está el gasoducto del lado que conduce hacia el peaje, que dificulta la instalación de carriles de servicio.

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Explica que en la implementación del circuito en la vía a la costa hay que tener bien definidas las acciones, para así evitar que haya una afectación.

La ubicación de las paradas en ese sector del corredor se haría de ambos lados, pero se ha considerado, por ahora, que cuando arranque el plan, los buses urbanos que retornan hacia Guayaquil ya no tomen la vía principal para dejar y recoger pasajeros, sino que lo hagan por el carril de servicio.

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Esto sería a la altura de las instalaciones del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), en el kilómetro 16 hasta la tercera puerta de la ciudadela Puerto Azul (kilómetro 8).

Diego Santana, guardián del sector, dice que esta medida le parece acertada porque muchas personas ponen en riesgo su vida al buscar la vía principal para tomar los buses, pero cree que solo beneficia a los que esperan el carro del lado derecho de la carretera (de Puerto Azul), no a los que tienen que cruzar desde el otro carril a tomar los buses que van hacia Guayaquil.

Al respecto, Amador indica que no hay nada de qué preocuparse porque los buses que se dirigen a la vía a la costa giran y retornan hacia la ciudad, así que las personas lo toman de ese lado y lo que hacen es darse la vuelta.

Al momento la vía cuenta con tres pasos elevados para peatones y, según Amador, a futuro y por el crecimiento poblacional de la zona habría que considerar la implementación de otros.

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La vía a la costa también presenta complejidad en la formación en el lado del carril de servicio que conduce hacia la ciudad.

“Hay un tramo que tiene tres carriles que es de ida y vuelta (desde Puerto Azul), otro tramo que sigue siendo de ida y vuelta, pero que tiene dos carriles, y otro tramo que solo es de venida y que tiene dos carriles, pero como es una vía mixta que se la hizo para solucionar la movilidad entre las urbanizaciones y los centros comerciales, no se hizo como una solución integral con todo el sistema vial”, indica Amador.

Varios conductores de buses de la vía a la costa consultados por este semanario coincidieron en que es necesario que se implemente el corredor, pero que se tomen en consideración todas las necesidades, en especial las paradas, para así evitar que los pasajeros quieran que se los deje donde ellos deseen.

También indicaron que tiene que haber un acuerdo con los administradores de las urbanizaciones para que las paradas de los buses no afecten el ingreso de los vehículos particulares en estas.

Al respecto, Amador dice que todo eso se está considerando dentro de los estudios, porque la idea no es complicar sino dar una solución.

La puesta de estos cambios también preocupa a los ciclistas que usan la ciclovía en la vía a la costa. René Santos, morador del sector y amante del ciclismo, indica que de circular los buses por el carril de servicio, la ATM tiene que estar muy vigilante de que estos respeten la circulación de los ciclistas y que esto incluye la velocidad y que no invadan los espacios que no les corresponden.

“Tienen que estar atentos para evitar que se registren accidentes. Hay que crear conciencia en los choferes de buses, para que también respeten a los peatones. Tienen que considerar que muchas personas salen a correr en la mañana y lo hacen en las aceras contiguas al carril de servicio. La ATM también tiene que prever la seguridad de esas personas”, dice Sara Sarmiento, quien a diario corre desde Belo Horizonte hasta Chongón.

“La idea es dar soluciones para todos los que van a estar involucrados, tanto para los peatones como para los carros particulares que circulan por esa vía”, anota Amador.

Aún no tienen el dato final de las líneas de buses que pasan por el corredor tres, porque varias de estas no solo usan ese corredor, sino que lo cruzan en ciertos tramos o recorren solo parte de este y luego se dirigen hacia otros puntos.

“En la calle Clemente Ballén son bastantes líneas, pero aún no tengo la información de cuántas son”, indica el directivo.

Según Amador, lo que también se tendrá que analizar más adelante es el impacto que habría en el 2024, cuando se incorpore la nueva vía que iría hacia el nuevo aeropuerto en Daular, porque se incrementará significativamente el tráfico de vehículos. (I)

La idea es dar soluciones para todos los que van a estar involucrados, tanto para los peatones como para los carros particulares que circulan por esa vía”.Fernando Amador, Director de Transporte Público de la ATM