Apoyaba en su barriga la base de la cruz del Cristo Negro que llevaba. Entonaba los cánticos afros y también rezaba. “Vine como penitencia para purificar un poco los pecados cometidos en el transcurso del año y vine a pedirle a Dios por la paz del mundo, por nuestras familias, a darle gracias”, contó Angélica Godoy, de 34 años, quien por segundo año consecutivo participó ayer en la procesión de la isla Trinitaria, que reúne a los fieles de cinco iglesias de esta zona del sur de Guayaquil.

Con cantos afros, como los alabaos, que son exaltaciones religiosas, y con la recreación del viacrucis y de la crucifixión y muerte de Jesús (en la que participaron 50 jóvenes), los católicos rezaron, agradecieron y pidieron favores a Dios. La procesión, que duró más de tres horas, terminó en la parroquia Santa Rosa de Lima. (I)