Nació Hace 45 años en una pequeña elevación de la vía a la costa y hoy es un diminuto poblado con modestas viviendas en medio del creciente desarrollo arquitectónico y comercial del sector, en especial de Los Ceibos.

Un gran letrero a la entrada del lugar lo identifica como ciudadela Portete de Tarqui. Esta categoría se la dio José Cruz, el último presidente que dirigió el comité del sector y quien dice que antes la conocían como cooperativa.

Portete de Tarqui, que toma el nombre de la calle Portete, porque está en dirección a esta, se ubica en el kilómetro 7,5 de la vía a la costa; tiene cuatro manzanas con dos calles principales y 70 casas de cemento, en las que habitan unas 500 personas que llegaron de distintas partes del país y que ahora son como un ‘pequeño Ecuador’, como dice Cruz, quien nació en Cuenca y radica en la ciudadela desde hace 30 años.

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El lugar cuenta con todos los servicios básicos, pero los moradores aún no han podido legalizar sus terrenos porque están cerca de la distribuidora de gas Duragas S.A. Cruz señala que, según el Cabildo, de ocurrir un accidente en la distribuidora se pondría en riesgo la integridad de los moradores y esa entidad pública no quiere ser responsable de ninguna tragedia.

Los terrenos en los que está asentada la ciudadela son de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, con la que, según Cruz, el 70% de los moradores ha contraído un compromiso de compraventa con un precio de $ 7 el metro cuadrado. El otro 30% no tiene aún ese acuerdo porque no han hecho las gestiones o porque se confiaron en algún dirigente que no hizo nada al respecto, comenta el exdirigente.

Para llegar a la ciudadela hay que ingresar por la avenida José Rodríguez Bonín y luego a una pequeña calle que colinda con los terrenos del colegio particular La Gran Esfera Azul, dirigidos por unos italianos. A la entrada se forma una bifurcación en la que al lado izquierdo hay como una especie de malecón y la vía conduce a la calle central de la ciudadela.

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Pegado al cerramiento de La Gran Esfera Azul, los moradores han construido la casa comunal y la capilla Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que antes se llamaba Santa María de Portete de Tarqui y que hace algunos sufrió un robo de lo que tenía en su interior.

El lugar no cuenta con una Unidad de Policía Comunitaria (UPC), ni un centro de salud, ni una escuela, ni mercado, ni farmacia. Las compras de víveres las hacen en los mercados que están en Brasil y la 29 o en la 29 y Maracaibo.

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“Aquí no hay delincuencia, pero sí tenemos botón de pánico en caso de que se necesite”, indica Cruz.

Inicio

María Basurto Quinto, de 63 años, es una de las fundadoras de la ciudadela. Llegó al lugar a vivir con su mamá. “Esto era feo, no había nada, era como un hueco allá abajo. Todos los días matábamos alacranes y culebras. No había electricidad, nos alumbrábamos con candiles, no había buses y para ir al otro lado de la calle Portete teníamos que tomar una lanchita”, dice con nostalgia Basurto, quien ahora ve con mucho agrado el cambio que ha sufrido la ciudadela y todo el sector de la vía a la costa.

Cuenta que en Portete de Tarqui se casó y que nacieron sus doce hijos. “Tuve muchos hijos porque acá no había televisión”, dice entre risas.

Otro de los antiguos moradores es el cuencano Juan Tenecela, de 68 años. Él cuenta que cuando llegó solo había casas de caña, monte, lodo y basura, pero poco a poco los moradores limpiaron el terreno, se arreglaron las calles y colocaron plantas con su asesoría porque él es jardinero.

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Ellos se lamentan de que pese a todo el crecimiento del sector aún no se hayan legalizado los terrenos y que por la falta de cuidado de algunos moradores, en la parte que colinda con la vía a la costa hay montes y basura que dan una mala imagen de la ciudadela.

Según Cruz, el Municipio iba a construir un parque en esa área (con vista a la carretera), pero varios moradores se quejaron de que les iba a restar espacio para parquear sus vehículos y por ello el Cabildo solo hizo un pequeño espacio con plantas.

Los moradores dicen que la vida en Portete de Tarqui es muy tranquila y acogedora porque no tienen en sus calles el tránsito que hay en el resto de la ciudad.

Además, tienen a los alrededores todos los servicios y lugares de distracción. (I)

Esto era muy feo, pero gracias al alcalde de la ciudad, Jaime Nebot, ahora tenemos los servicios básicos, las calles arregladas, pero lo que hace falta es que se legalicen los terrenos”.José Cruz, Expresidente del comité de Portete de Tarqui.