Desde el más experto ciclista hasta el más novato, aquel que solo anda en bicicleta en el parque, puede atreverse a vivir esta experiencia turística sobre ruedas para conocer a fondo parte de la historia de Lima, su gastronomía y protagonistas.

Huarique (sitios ocultos, en quechua) Bike es una empresa de turismo gastronómico que en dos rutas prediseñadas sumerge a los visitantes en un recorrido sensorial de aproximadamente tres horas y media, dependiendo de las paradas.

En el recorrido, el turista no está solo. Durante el paseo, en el que va acompañado por los anfitriones Mario Soria, de Perú, y Paola Uribe, de Colombia, un audífono le permite escuchar en detalle, y con buena calidad de sonido, las historias de los sitios por los que transita y que están vinculados con el turismo de la ciudad.

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La seguridad es parte de la experiencia. La ciclovía es un espacio que tanto peatones como conductores respetan, y a lo largo del trayecto, si el ciclista lo requiere, se hacen pausas para descansar.

El parque Kennedy o de los gatos (por la presencia de estos animales) es parte de la ruta. Según Soria, en los años 90 en esta localidad hubo una peste de roedores y los habitantes llevaron gatos para eliminarlos. Tras acabar con esa plaga, los felinos comenzaron a reproducirse. Ahora, dice Soria, la municipalidad y fundaciones se encargan de su cuidado.

Los sánguches (piqueo popular en Perú) son un tentempié de muy buenas porciones. La sanguchería El Chinito es una de las más conocidas. Chicharrón, chancho asado, lomo ahumado, jamón del país, pavo, pollo o costillitas son parte del menú de este negocio con más de 55 años de trayectoria.

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Con la refrescante brisa y los paisajes que se aprecian mientras pedalea, otro de los puntos por visitar es el popular Parque del Amor, inaugurado el 14 de febrero de 1993, donde se encuentra la escultura del artista plástico Víctor Delfín. La vista del mar desde esa perspectiva, mientras turistas se fotografían junto a las frases alusivas al amor o enamorados, es parte de la postal que se graba en la memoria del visitante.

En San Isidro, el mercado de la localidad también recibe a los ciclistas. Las instalaciones muy bien conservadas y la diversidad de sus productos (se encuentra de todo) lo han convertido en uno de los más antiguos de la ciudad. Aquí puede deleitarse con un ceviche de pescado peruano, preparado al momento, o una leche de tigre (cebiche de concha) con sus respectivas guarniciones (choclo, maíz y camote dulce).

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La ‘cicleada’ termina en una cremoladería para probar las famosas ‘cremoladas’ (en Ecuador, similares al raspado o refresco). Con sabores desde aguaimanto (uvilla), ciruela, guanábana, entre otros, Cremoladas Curich, cuenta Adolfo Infantas, fue la primera en instalarse en el país, en 1979. Y antes de que se dé cuenta, después de varias degustaciones, fotos paisajísticas y pedaleadas, el ciclista está de regreso en su punto de partida. Ahora con más experiencias por contar acerca de Lima. (I)