Abras de Mantequilla es un humedal ubicado cerca de la cabecera cantonal de Vinces. Es un paraíso único y casi ‘virgen’ para quien lo aprecia.

A este lugar no ha llegado del todo la tecnología; de hecho, son privilegiadas las zonas en las que hay cobertura telefónica.

Los botes van y vienen con una parsimonia encantadora. Los habitantes han encontrado una fuente de ingresos a través de los paseos en el humedal, tomarlo es una aventura que justifica el viaje. El canto de las aves y aullido de los monos se escuchan claramente.

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El sonido del tráfico es inexistente, es decir, casi no hay autos, tan solo el golpeteo del remo es lo que se llega a escuchar, además de los animales y las copas de los árboles que golpean entre sí cuando una ráfaga de viento se avecina.

Foto: Sebastián Yela Villamar

El costo de alquiler de un bote es menor a $ 5 y depende de la ‘nave’ y del remador.

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Pocas casas se encuentran en la zona, una pequeña isla en medio de ‘la laguna’, guarda una historia sorprendente, en ella se encuentra Eugenio Mosquera, uno de los ‘guardianes’ del humedal, quien junto a más de 40 familias cuidan y mantienen la zona.

A sus casi ochenta años, Mosquera goza de una vitalidad que a simple vista le resta veinte. Él cuida a la Isla Bonita que, según relata, creó con el pasar de las décadas.

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Mosquera detalla que durante el verano el humedal solía secarse, ocasión que él aprovechaba para acumular lodo y hojas secas para asentar el terreno y levantar finalmente la isla.

Luego llegaron los árboles y con el tiempo las aves y los monos, hoy se encuentra rodeado de la naturaleza que ahora él cuida con celo. Unas hamacas hacen el paisaje más relajado y hermoso.

Mosquera, a quien lo conocen con el apodo de ‘Capitán’, plantas de cacao, madera y plátano. Un palomar se eleva en su casa rústica, en donde guardan descanso un grupo de palomas mensajeras.

Visitar al Capitán es casi una obligación justa y necesaria para conocer más acerca de la historia y de la riqueza que guarda este valle lleno de naturaleza.

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No solo las aves y los monos llaman la atención, pues los árboles son un tema aparte. Caucho, ciruelas, mango y café forman parte de un recorrido lleno de color.

La ruta puede tomar cerca de dos o tres horas y concluye con una degustación de comida típica como seco de gallina y aguado en uno de los recintos que circundan el asombroso humedal.

Transporte

Para llegar al sector es necesario tomar un bus hasta Vinces, cuyo costo desde Quito puede ascender a los $ 6; en tanto, desde Guayaquil tiene un costo que oscila los $ 5.

De ahí, existe transporte disponible a $ 2,50 desde la terminal terrestre de Vinces. (F)