En Guayaquil, la oferta cultural crece con nuevos y pequeños espacios que apuestan por una diversidad de disciplinas en un mismo escenario. En estas fiestas de independencia de la ciudad hay diversas propuestas para consumir arte.

Ciudad Cacao, dirigido por Patricia León, nace en el 2012 con la idea de vincular al artista con el ecosistema de la región, en especial con el cacao fino de aroma de Ecuador. “No somos una galería, somos una sala de arte. Hacemos exposiciones de fotografía, cuadros, presentaciones musicales”, comenta León y agrega que para este mes tendrán una casa abierta con obras de varios artistas, en horarios de 10:00 a 13:00. Luego, en la tarde, de 16:00 a 19:00.

Ángela Chavarría y Samanta Abril son los rostros detrás de Charlot Café Arte, un espacio donde el teatro, la música, la lectura, el cine y la fotografía se dan cita.

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“Nuestra idea fue crear un espacio donde los artistas, que no son de pantalla pero que tienen proyectos muy buenos, tengan un lugar que les permita presentarse. Llevamos tres meses en esta aventura y tratamos de ser económicamente factible para ellos”, asegura Chavarría.

Para el próximo 7 de octubre, a las 19:00, tienen previsto ofrecer un show musical con baladas y pasillos, además de la presentación de la obra teatral La pizza, con el actor de Ecuavisa Nacho Cheddar.

Dar un espacio a las artes escénicas dentro de la escuela de imagen y sonido Paradox fue el sueño de la actriz Alejandra Paredes, quien creó el espacio Teatro Martenot en honor al violonchelista francés Maurice Martenot.

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“No funcionamos como microteatro, presentamos obras completas de 45 minutos. También hacemos conciertos”, comenta Paredes, y agrega que los viernes, sábados y domingos, a partir de las 20:30, presentan la obra Perras, dirigida por Doménica Menessini.

La bailarina Blue García estrena La Caleta Cultural con presentaciones de poesía, danza y música los viernes y sábados de octubre a partir de las 19:00.

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En Shapo Teatro Café tienen preparado un monólogo con Tomás Delgado y una pieza de teatro con los hermanos Garzón. Verónica Ycaza, dueña del espacio, cuenta que el lugar se abrió debido a su pasión por las tablas. “Shapo significa sombrero en francés y es una reverencia hacia los artistas”, explica.(I)