Hoy se cumplen 55 años de la muerte de Jeane Mortenson, más conocida como Marilyn Monroe, quien si aún viviera tendría 91 años. Pero murió a los 36, en la madrugada del 5 de agosto de 1962, desnuda y rodeada de misterio (¿accidente, suicidio, asesinato?), incógnitas que aún siguen sin ser despejadas totalmente. 

Lo cierto es que también la denominada mayor sex symbol del siglo XX dejó entre las dudas todo un legado de fama, glamour y misterio. Por su arrasadora belleza y sus treinta películas estrenadas desde 1947 hasta 1962 Monroe fue y es considerada como uno de los íconos más representativos del Cine.  

Los escándalos amorosos también formaron parte de la vida de esta actriz ya que en su búsqueda de la felicidad mantuvo decenas de romances tratando de encontrar el definitivo. Fue así que se casó tres veces, la primera a los 16 años con el marinero James Dougherty, la segunda con el súper astro del beísbol Joe Di Maggio a quien amó mucho, pero el matrimonio terminó mal debido a sus celos con la actriz. Por último se casó con el célebre dramaturgo Arthur Miller, de quien se dice que Marilyn fue sólo un trofeo para él: El intelectual que conquistó a la más deseada…

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A pesar de todo, pudo elegir aferrarse al cine y a su famosa frase "No me importa el dinero… ¡Sólo quiero ser maravillosa!" Pero al desviarse del camino, tomó decisiones incorrectas y empezó su caída. 

En febrero de 1962 Patricia Kennedy, hermana de John y de Robert y mujer del actor británico Peter Lawford, organizó una cena privada a la que asistió Marilyn, supuestamente invitada por Lawford. John, mujeriego impenitente, la invitó a un viaje que hará sin Jackie, su mujer. Se convierten en amantes. No hubo pruebas, pero en la Casa Blanca fue un secreto a voces que Marilyn llegaba a los encuentros con el entonces presidente de los Estados Unidos por un pasadizo secreto… Un juego que se le hizo tan peligroso, que John no dudó en entregársela a su hermano Robert (Bob).

Según versiones, Marilyn estalló ante una amiga: "¡Me pasaron de uno a otro! ¡Me usaron! ¡Me siento un pedazo de carne!".

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Y la furia abrió la puerta de la venganza. Según algunos investigadores de la muerte de Marilyn (todavía rodeada por la niebla del misterio), ella le dijo a varios amigos que tenía informaciones políticas "muy peligrosas" para los dos hermanos. Algunos biógrafos conjeturan que se trataba de secretos de la Cuba de Fidel, y otros, que tenían que ver con el capomafia Sam Giancana, que ayudó a John a llegar a la presidencia.

 

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Venganza que bien pudo comenzar en la noche del sábado 19 de mayo del 62 en el Madison Square Garden, Nueva York, cena por el cumpleaños número 45 de John Kennedy. Porque Marilyn llegó envuelta en un vestido color carne tan ceñido al cuerpo… que lo cosieron por detrás una vez puesto.

Tomó el micrófono, y cantó el legendario "Happy Birthday mister President" con una sensualidad que permitía adivinar, aun sin forzar mucho la imaginación, la relación clandestina entre ellos…

En este punto, la verdad jamás aclarada sobre la muerte de Marilyn entra en un torbellino de delirios que pueden ser certezas, y viceversa. En su libro sobre el tema, los periodistas Richard Buskin y Jay Margolis niegan el factor "exceso de barbitúricos" y juegan un naipe más fuerte: aseguran que fue asesinada por orden de Robert Kennedy poco después de que ella lo amenazara con llamar a rueda de prensa y revelar su amorío con ambos: nada menos que el Presidente y el Fiscal General de los Estados Unidos.

Ni al más brillante de los guionistas de Hollywood se le hubiera ocurrido esa bomba atómica de alcoba…

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Pero Buskin–Margolis van más allá en su libro. Dicen que Robert y Peter, su cuñado, le ordenaron al psiquiatra de Marilyn –un personaje muy sospechoso, por cierto– que le aplicara una inyección letal, y que el Servicio Secreto se encargaría de disfrazar la escena para que pareciera un suicidio.

La versión oficial de la causa de muerte dice: "Sobredosis de Nembutal": un barbitúrico entonces de moda entre la colonia de Hollywood. Pero el tanatólogo Thomas Noguchi, encargado de la autopsia de Marilyn, negó la ausencia de esa droga en el estómago, "que estaba casi totalmente vacío", escribió en su informe.

Pero pronto llegó la contrapartida. Donald Spoto, autor de una de las más respetadas biografía de Marilyn, se afinca en las imágenes del film inconcluso y archivado Something´s Gotta Give (expresión que significa "algo tiene que ceder, o mejor, alguna buena tiene que darse"). Según él, en esas tomas se nota ya devastación del cuerpo, sometido por años a los excesos de alcohol y de pastillas para dormir.

Y más patetismo suma al misterio el crudo informe de Alan Abbot y Ron Hast, los dos empleados funerarios que prepararon el cuerpo de Marilyn –en la morgue, el cadáver número 81828–, veteranos del tramo final de varias estrellas: "Apenas la reconocimos. Su cuerpo desnudo se veía descuidado y envejecido. El cuello estaba hinchado y amoratado. No se había depilado en semanas. No tenía puestos sus dientes postizos (Nota: en una autopsia se sacan. El error fue no reponerlos para el sepelio). Parecía tener más edad que la real".

Ya en 1960 las drogas y el alcohol empezaron su demoledor trabajo. Ese año, mientras filmaba Vidas rebeldes en el desierto de Nevada, con guión de Arthur Miller escrito para ella, nada menos que con Clark Gable y Montgomery Clift como protagonistas, y dirigida por John Huston, lucía decaída, llegaba tarde al rodaje, no se concentraba, y vivía a pastillas y whisky. Tanto, que antes de terminar el film fue internada de urgencia en un hospital de Los Ángeles. Algunos diarios titularon "¿Marilyn cerca de la muerte?, pero salió diez días después y volvió a la filmación, aunque "parecía una sombra", según sus compañeros. 

En 1962, su último año de vida, empezó a filmar Somethings´Gotta to Give en las peores condiciones: frágil, insegura, con constantes sinusitis y bronquitis. Interrumpió el rodaje para ir a Nueva York (el famoso cumpleaños 45 de Kennedy, el vestido, la canción…), y esa actitud le costó un duro enfrentamiento con el estudio: 20th Century Fox, que confiaba en salvar con ese film sus agotadas arcas después del desmesurado costo de Cleopatra. Además, filmó tomas completamente desnuda en la piscina, y las fotos se publicaron en la revista Life. Una filtración que justificó, provocativa: "Quise sacar a Elizabeth Taylor de las tapas". Fue despedida, pero Dean Martin, protagonista, exigió su vuelta. Y así fue. Pero el film quedó inconcluso y fue archivado…

Últimos días. Tres semanas antes de la noche final, en una entrevista de Life, dice: "Sí, muchas veces llego tarde a mi trabajo. Pero éxito, felicidad, puntualidad… no son más que clishés norteamericanos… A veces llego tarde porque estoy preparando una escena, y a veces porque preparo demasiadas… No soy una máquina… Trabajo en una forma de arte, no en una fábrica… Como dije alguna vez…¡sólo quiero ser maravillosa!"

Marilyn vivía desde poco tiempo atrás en una casa de estilo mexicano: número 12305 de Fifth Helena Drive, Brentwood, oste de Los Ángeles.

La noche de su muerte, según un vecino, "llegó una ambulancia, estacionó cerca de la casa, estuvo allí cinco horas, y de pronto bajó un grupo de médicos o enfermeros (todos vestían guardapolvos), y entró". Alrededor de la misma hora, las cinco de la mañana, el sargento de policía Jack Clemons, que veinte minutos antes había atendido un llamado de Eunice Murray, la asistente de Marilyn, también llegó a la casa, y más tarde dijo: "Según todos los indicios, sospeché que se trataba de un asesinato". (E)