Aún en medio del caos en el Teatro Dolby durante el error en el anuncio del Óscar a la mejor película, Ryan Gosling se mantuvo impávido. En tanto la mayoría de la gente se mostró conmocionada y confundida, el actor de La La Land parecía fresco mientras reía a un lado del escenario. “¿Qué puedo decir?”, dijo Gosling en una entrevista. “Estaba muy feliz por Moonlight al mismo tiempo. Es una película tan maravillosa”.

En la misma conversación, el actor de 36 años habló de su papel en el filme Song to Song, de Terrence Malick, que fue ampliamente improvisada. Gosling protagoniza el filme, que llegará a más salas de cine de Estados Unidos este fin de semana, con Michael Fassbender y Rooney Mara. Además reveló de su experiencia como director de una cinta.

¿Cómo le planteó Malick hacer la película?
Fue tan sencillo como “¿te interesaría trabajar sin un guion?”. Dije, seguro. Poco más de un año después me pidió que fuera a Austin (Texas, EE.UU.). Estaban haciendo algún tipo de rodaje preliminar en uno de los festivales que se hacen ahí. La idea era que él quería tratar de causar lo que calificó como “colisiones” entre una cinta narrativa y la escena musical en Austin, para llevar esas escenas a ambientes reales que uno no pudiera controlar y ver qué sucedía.

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¿Cómo hablaban de la película?
Estaban estos temas de amor y traición que él discutía mucho con nosotros. Me parecía que lo que él trataba de hacer con su peculiar proceso de rodaje era cómo llevar un mazo a esos temas y romperlos en pedazos más pequeños para poder ensamblarlos de otra manera que le daría al público la oportunidad de verlos desde una perspectiva diferente, quizá la perspectiva de él. Fue más bien como puntillismo o algo que creas con momentos breves que se pueden ensamblar después en una imagen más amplia.

Suena como un proceso desafiante, pero tú, Fassbender y Mara emanan alegría en la película.
Básicamente viajábamos juntos en una camioneta con un grupo pequeño de personas. Nos bajábamos y planeábamos la idea general de la escena en alguna locación y luego nos subíamos a la camioneta para ir a otra localidad a hacerla. La mayoría de nuestros días se pasaron así. Muchos días sentimos que no fuimos capaces de lograr lo que Terry estaba buscando, porque él estaba buscando algo más allá de la escena. Simplemente tienes que estar listo para cuando ocurra. Llegó un momento en el que no pudimos avanzar y Terry dijo “¡Vámonos a México!”. Así que al día siguiente nos fuimos a México.

Dirigió Lost River, un cuento de hadas situado en Detroit con un tono muy personal, poco después de hacer Song to Song. ¿Malick te inspiró?
Me daba la cámara casi todos los días y me hacía filmar algo. Para mí, fue simplemente maravilloso tener esa práctica a sabiendas de que estaba por hacer un filme por mi cuenta. Él no le da mucha importancia a los rituales de los que la mayoría de la gente en la industria depende: continuidad, una trama lineal, cobertura tradicional, un guion, peinado, maquillaje, vestuario, locación. A veces se refiere a ellos como bloques de concreto que te atan. Obviamente, eso no funciona con cada película, pero ayuda mucho a verlo desde esa perspectiva para desmitificar la importancia de todas esas cosas.

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¿Has considerado dirigir de nuevo?
Desde luego, fue una de las mejores experiencias en mi vida profesional. Tengo muchas ganas de hacerlo de nuevo. (E)