Un cáncer que lo aquejaba desde hace algún tiempo causó la madrugada de ayer la muerte del poeta guayaquileño Humberto Vinueza. El autor, quien desarrolló la mayor parte de su carrera en la capital, falleció a los 76 años en Quito.

En 1966, Vinueza formó parte de los Tzántzicos, una agrupación literaria de vanguardia que conmocionó el mundo de las letras quiteñas. “Humberto Vinueza fue un poeta fundamental para entender la poesía de la generación del 70 (...). Siempre a su poesía le interesó la historia (...). Su impecable trabajo poético siempre dedicado a la exploración de la palabra sobre cualquier cuestión extraliteraria, sus libros, como un gran aporte hacia lo consecuente de su pensamiento y conceptos estéticos, lo volverán un ejemplo de su generación”, dice el escritor quiteño Xavier Oquendo Troncoso sobre el legado que deja Vinueza.

Con Oquendo coincide el autor guayaquileño Hans Behr Martínez. Afirma que Vinueza tenía una manera especial de retratar la poesía como ningún otro autor. “Su poesía, reconocida nacional e internacionalmente, exploró temas variados, profundos como el abandono, los del existir. Pasaba con maestría de la ciudad a la naturaleza. Su poesía, en general, fue como su vida, comprometida con los desprotegidos, una ‘metáfora de principio a fin’ como él mismo decía”, dijo Martínez sobre Vinueza, quien hasta noviembre del 2016 fue embajador del país ante Irán y Pakistán. (I)