Donald Trump seguramente no se imaginó en lo que se metía cuando planteó que los propietarios de los equipos de fútbol americano debían “echar a esos hijos de puta” que se arrodillaban durante el himno nacional.

El comentario fue aplaudido por los asistentes a un acto del presidente en Huntsville, Alabama, pero caló hondo en el deporte más popular de Estados Unidos, en el que la mayoría de los jugadores son negros y muchos vienen de barrios pobres y peligrosos, donde fueron criados por madres solteras a las que veneran.

“Soy hijo de una reina”, declaró visiblemente emocionado el lineman defensivo de los Falcons Grady Jarrett.

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“No hay hijos de puta en esta liga”, afirmó el técnico de los Lions Jim Caldwell el domingo, cuando al menos 200 jugadores de la NFL se arrodillaron, se sentaron o rezaron durante el himno nacional, para protestar los comentarios de Trump. Tres equipos directamente esperaron a que hubiese terminado el himno para salir al terreno de juego.

La protesta comenzó el año pasado con el quarterback de los 49ers de San Francisco Colin Kaepernick y la semana pasada contó con apenas seis adeptos. Pero los comentarios de Trump generaron furibundas reacciones en el mundo del deporte y sobre todo en la NFL.

Trump insinuó que la NFL se estaba reblandeciendo por prohibir los golpes fuertes. Retiró la invitación a la Casa Blanca a los Warriors de Golden State, campeones de la NBA, luego de que Stephen Curry y otros jugadores dijesen que no estaban seguros de ir en desacuerdo con algunas actitudes del mandatario.

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“Me asombra que, con todo lo que pasa en el mundo, eso sea lo que le preocupa. Eres el líder del mundo libre y te pones a hablar de esto”. Michael Thomas, jugador de los Delfines. 

Jugadores, propietarios de equipos y comisionados pasados y presentes criticaron duramente a Trump por sus comentarios divisivos, pero las reacciones más airadas vinieron de jugadores que se sintieron ofendidos porque insultaron a sus madres.

“Esto es una tragedia, que tengamos que seguir teniendo estas discusiones”, declaró el quarterback novato de los Browns DeShone Kizer tras la derrota 31-28 ante los Colts de Indianápolis. “Sé bien que no soy ningún hijo de puta y pienso seguir haciendo todo lo que esté a mi alcance para promover la igualdad que necesita este país”.

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Después de proponer que los jugadores de la NFL que se pliegan a la protesta del himno sean despedidos, Trump dijo en un tuit el domingo que la liga debería obligar a todo el mundo pararse cuando se ejecuta el himno y que los aficionados deberían darle la espalda a todo el que no lo hace.

“Me asombra que, con todo lo que pasa en el mundo, eso sea lo que le preocupa. Eres el líder del mundo libre y te pones a hablar de esto”, comentó el safety de los Delfines Michael Thomas. “Como hombre, como padre, como afroamericano, como parte de la NFL y como uno de esos ‘hijos de puta’, lo tomo como algo personal”.

Los receptores de los Buccaneers Mike Evans y DeSean Jackson, que se arrodillaron durante el partido con los Vikings, dijeron que los comentarios de Trump eran particularmente problemáticos en el contexto de los que hizo hace poco en relación con unas protestas de supremacistas blancos en Charlottesville, Virginia.

“¿Por qué hace hincapié en los deportistas?”, preguntó Evans. “No lo veo tuitear sobre todas las otras cosas que pasan, sobre los neonazis, sobre la situación en Charlottesville. No lo veo hablando mucho de eso. Pero tiene el tiempo y la osadía de cuestionar a los Warriors, a Stephen Curry, a todos nosotros en la NFL que nos arrodillamos en señal de protesta. ¿Tienen tiempo para eso? Algo no funciona”.

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“Y nos dice hijos de puta, eso fue muy ofensivo”.

“Es una total falta de respeto”, agregó Jackson. “Para mí mi madre es una reina. No somos hijos de...”.

El linebacker de los Bills Lorenzo Alexander dijo que permanecerá de pie durante el himno la semana que viene, pero que se sumó a la protesta del domingo a pesar de que apoya a los militares y se considera un patriota que quiere a su país.

Dijo que simplemente quería solidarizarse con sus colegas, “sobre todo tras los comentarios de nuestro presidente sobre nuestros jugadores y sobre sus madres. Y si comparas eso con la forma en que trató de presentar a los nazis y al KKK como buena gente, tenía que arrodillarme”.

El linebacker Brandon Marshall, quien distribuye abrigos en el invierno en Denver junto con su madre como parte de sus obras de beneficencia, dijo que los Broncos se reunieron el sábado por la noche para hablar del tema.

“Se comentó que a los (supremacistas blancos) de Charlottesville les dijo que eran buena gente y a nosotros nos dijo que éramos unos hijos de puta”, contó Marshall, ex compañero de equipo de Kaepernick en la universidad. El quarterback está actualmente sin equipo.

El domingo, algunos jugadores de los Dolphins lucieron camisetas con leyendas de apoyo a Kaepernick e incluso propietarios y dirigentes de la liga apoyaron a los jugadores.

“Para mí, decirles hijos de puta a unos jugadores es ofensivo y vergonzoso”, expresó el comisionado de la NFL Paul Tagliabue. “Los jugadores tienen derecho a expresarse. Y nosotros tenemos derecho a apoyarlos o no. Pero no tenemos derecho a callar a nadie”.