Si Gustavo Quinteros trabajara en la NBA, en las Grandes Ligas o en la Liga Premier inglesa, posiblemente ya habría coleccionado varias multas impuestas por parte de cualquiera de esos organismos que protegen celosamente sus respectivos prestigios y sus imágenes con normas severas.

A Phil Jackson, multicampeón con Bulls y Lakers, en el 2007 lo multaron con $ 50.000 por decir que había “una caza de brujas” contra Kobe Bryant, de Los Ángeles. Con la misma suma fueron multados los Lakers. Dos años después Jackson, sin proferir insultos, criticó el trabajo de los árbitros y la NBA le impuso el pago de $ 25.000.

En el hockey de la NFL, una agresión verbal contra un árbitro, o contra jugadores en una rueda de prensa, se sanciona con $ 46.305. En béisbol de Grandes Ligas se castigan con largas suspensiones los casos de violencia doméstica, porque deportistas y mánager deben tener conductas ejemplares.

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Alex Ferguson, leyenda del Manchester United, tuvo muchos castigos por criticar a jueces y la UEFA. Pagó $ 37.000 en el 2012 por poner en duda la integridad de un réferi. (D)