“El fútbol brasileño, desde su magnífica conquista en Suecia, coronándose campeón del mundo en 1958, está considerado como la más elocuente expresión de arte y belleza. No sería pecar de exagerados si se expresa que varios de los componentes del Palmeiras, que inicia en Guayaquil una extensa gira, practican ese fútbol a la perfección”. Con esa introducción, que describía el juego deslumbrante del club paulista, anticipaba este Diario, el 2 de enero de 1959, la visita de los verdes.

Pese a ser la época en que los más grandes equipos de fútbol del planeta venían con frecuencia, la presencia del Palmeiras se consideró una “de las de mayor importancia que hayan tenido lugar” y por eso se informaba que “crece intensamente el interés de la afición porteña por asistir al Capwell”.

Para medir al prestigioso cuadro –con el genial Julio Botelho, inmortalizado como Julinho, astro máximo de Brasil en el Mundial de Suiza 1954– fue escogido Barcelona, que “no obstante sus serios tropiezos de los últimos meses, es el equipo que mejor puede proporcionar a la afición guayaquileña aquellos dos atributos del fútbol actual: competencia y espectáculo”, señaló EL UNIVERSO.

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El encuentro se cumplió el 4 de enero de 1959 con la mayor expectativa centrada en el formidable Julinho (1929-2003), quien no fue monarca mundial con la auriverde en 1958 porque estaba en la Fiorentina, de Italia (antes los clubes no tenían obligación de ceder a sus jugadores a sus selecciones).

Militó Julinho en Portuguesa y Fluminense y en 1955 lo fichó la Fiorentina. Con los violetas obtuvo el scudetto de la temporada 1955-1956. En 1996 una encuesta eligió al puntero derecho como el mejor extranjero de Fiorentina en todos los tiempos. En Guayaquil asombró con regates inverosímiles en un duelo con Luciano Pollo Macías.

Barcelona puso a Pablo Ansaldo; Miguel Esteves, Vicente Lecaro y Macías; César Solórzano y Ruperto Reeves Patterson; y una delantera integrada por atacantes prestados exclusivamente para el amistoso: José Vicente Balseca, Daniel Pinto, Carlos Raffo (todos de Emelec), Alberto Spencer y José Aquiño (ambos de Everest). Por Palmeiras, Waldir (Aníbal); Jorge y Valdemar; Zequinha (Iván), Formiga (Édson) y Geraldo; Julinho (Ari), Romeiro (Tomazinho), Parada (Paulinho), Américo y Chinezinho.

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“Haciendo un fútbol arrollador y dominante, fincado en las capacidades individuales de sus hombres, Palmeiras se impuso por un cómodo 4-1 a Barcelona”, reseñó este Diario. Romeiro (2), Tomaziho y Américo marcaron por la visita. Pero el mejor gol lo hizo el Flaco Raffo, símbolo azul, para los toreros. Abrió la cuenta en “notable intervención”. Aquiño cobra una falta y “el tiro va al arco y Waldir trata de apoderarse del balón, pero anticipándose a su intervención, en una jugada temeraria, cabecea Raffo y manda la bola a las redes”. (D)