Un periodista peruano (no sé si será un usurpador de micrófono y pantalla, como abundan en nuestro país) llamado Phillip Butters es protagonista de un delito de odio que atenta contra los derechos humanos de todos los ecuatorianos, no solo de Felipe Caicedo y un grupo de compatriotas futbolistas. No repetiré lo que dijo ese sujeto, sus solas palabras lo descalifican y lo colocan en los últimos peldaños de la escala zoológica.

Odio proviene del latín odium, que significa conducta detestable; define una pasión destructiva. Butters es muy conocido por sus desbordes verbales y su irrespeto. Durante la Copa América del 2004, realizada en Perú, lo vi de lejos cuando discutía en tono de riña con alguien, pero dos figuras legendarias de la pluma, uno uruguayo y otro peruano, me advirtieron: no te acerques nunca a él.

Desde entonces ha sido parte de los más execrables capítulos que se recuerden. Para no hurgar mucho hace un año la muy prestigiosa Radio Programas del Perú (RPP) fue multada por la Sociedad Nacional de Radio y Televisión por los insultos que Butters lanzó por los micrófonos contra el periodista Marco Sifuentes. De RPP tuvo que emigrar a radio Capital, de donde fue despedido en marzo pasado por sus escandalosos comentarios homofóbicos durante una marcha del colectivo ‘Con mis hijos no te metas’, en relación con el programa curricular del ministerio de Educación de Perú. No se salvaron ni el presidente Pedro Pablo Kuzsinsky, ni la ministra Marilú Martens, ni el premier Fernando Zavala.

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Ante la reacción de la sociedad peruana y de los gremios periodísticos por haber pretendido agredir en el mismo acto al periodista René Gastelumendi, quien amenazó con enjuiciarlo, la respuesta de Butters fue muy de su tono: “Por si acaso, al que me quiera enjuiciar yo lo espero en el Poder Judicial, yo tengo tiempo plata, concha y huevos para defenderme de quien sea, se llame Mohme, Miró, Quesada, Martens o Kuczynski. Yo los espero en el Poder Judicial. Yo no tengo ningún problema”.

Conocido por sus actitudes matonescas (en el 2011 fue enjuiciado por agresión a otro periodista, Carlos Carlín, en un restaurante, en presencia de la esposa e hijos menores del agredido), Butters no contaba con un factor que él ignora: el poder de los consumidores y las redes sociales.

Bruno Goesc, desde su blog, empezó una campaña para que los anunciantes del programa de Butters retiraran sus pautas publicitarias. En una parte de su crítica Goesc decía: “El señor Butter tiene, de acuerdo con las convicciones que desee, ese derecho; no lo podemos desconocer. Lo que no está bien es hacer apología del odio y utilizar un medio masivo para conducir un mensaje con lenguaje hábilmente chaba cano”.

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Goesc invitó a los oyentes de la radio a escribir a los auspiciantes amenazándolos con boicotear sus productos. Inesperadamente las empresas, algunas de ellas multinacionales muy famosas, se apartaron de la radio y esta no tuvo otro remedio que despedir al insultador.

Pero cosa rara, otra emisora le abrió sus puertas: radio Exitosa. Desde allí, y en otros medios de ese grupo, ha expulsado su veneno contra Caicedo y los seleccionados ecuatorianos que tienen un color de piel distinto al suyo. Suficientemente evaluado en su moral por la sociedad peruana Butters recibió el inmediato rechazo de los periodistas del medio. Cecilia Valenzuela, Jerónimo Centurión y Gio Infante renunciaron de inmediato. Liz Meléndez, directora del Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán, y Ana María Vidal Carrasco también se retiraron. “Lamentamos que Exitosa Noticias acoja en sus filas a una persona que, desnaturalizando el derecho a la libertad de expresión, reproduce discursos de odio, misóginos, homofóbicos, machistas que incitan incluso al feminicidio, vulnerando con ello la legislación peruana y afianzando la discriminación”, precisaron los colegas peruanos.

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Otro reputado periodista, Julio Arbizu, se sumó a la lista. “La llegada de un sujeto como Butters a Exitosa quiebra, desde mi perspectiva, la estructura ética de la corporación y me aleja irremediablemente de ella”, anunció en Facebook.

Las denigrantes expresiones de este desubicado social han repercutido en todos los estamentos de nuestro país, mestizo como el peruano. Desde el presidente de la República, la Cancillería, el Municipio de Guayaquil, la Federación Ecuatoriana de Fútbol y otros dignatarios e instituciones han rechazado los insultos racistas. La FEF le exigió que pida disculpas a Caicedo. Butters no lo hizo; apenas dijo que si sus palabras ofendían al jugador ecuatoriano, las retiraba. Lo que cabe es mantener desde el Gobierno, Cancillería y la FEF el enjuiciamiento penal por el delito de odio que está tipificado en la Legislación peruana.

Lo que el ‘periodista’ ignora es que la mayor época de grandeza del fútbol peruano la protagonizaron los afrodescendientes desde aquel 1936, cuando que sorprendieron al mundo, comandados por el inolvidable Alejandro Manguera Villanueva, que integró una delantera formidable con otros de su raza como José María Lavalle y Adelfo Magallanes para propiciar el lucimiento de un blanco: el inolvidable Lolo Fernández, con quienes fueron campeones de la Copa América 1939.

Los que tuvimos la fortuna de vivir las horas del viejo estadio George Capwell vimos en 1956 al Rodillo Negro de Alianza Lima cuando habían vuelto de asombrar en El Dorado colombiano en las filas de Deportivo Cali Félix Castillo, Gerónimo Barbadillo, Valeriano López y Vides Mosquera, acompañados en la punta zurda por Óscar Huaqui Gómez Sánchez. ¿Sabrá algo de esto el deslenguado Butters?

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Después tuvimos entre nosotros a esa maravilla de jugador y persona: Pedro Perico León defendiendo la blusa de Barcelona. Había antes integrado otra delantera de Alianza famosa con Tenemás, Pitín Zegarra, León, Rostaing y Del Valle.

La mejor actuación de Perú en un Mundial fue la de México 1970. Fue, después de Brasil, el mejor equipo del torneo aunque le tocó eliminarse con Pelé y sus compañeros. Nunca los peruanos auténticos podrán olvidar a sus líderes morenos: Perico León y Teófilo Cubillas.

De todo esto queda una lección de la cual ojalá aprendamos. Los comentarios racistas no son ajenos en el medio. Alguna vez surgió un rumor que fue desmentido a medias: “Hay que blanquear a la Selección”. Luego las expresiones soeces de un comentarista hacia los jugadores de Independiente del Valle. Ninguno de esos hechos se investigó, peor sancionó.

Sobre la supresión de la publicidad del programa de Butters que ocasiónó su despido, el periodista Marco Sifuentes dijo: “Los consumidores y las marcas casi nunca se movilizan así. Lo último que recuerdo, a este nivel, fue cuando el ANDA decidió retirar toda la publicidad del programa de Laura Bozzo, durante la peor época del montesinismo. La Bozzo sobrevivió porque se quedó con el auspicio de Lucchetti, a cuyo dueño luego todos vimos en un vladivideo negociando con Montesinos su invasión a los Pantanos de Villa. Ojalá no deban pasar otros 20 años para que tanto consumidores y anunciantes se vuelvan a movilizar en serio”. (O)

Phillip Butters ha sido criticado en Perú por su ataque racista a Felipao. Rechazan, además, sus “discursos de odio, misóginos, homofóbicos, machistas que incluso incitan al feminicidio”.