Si Cristiano Ronaldo tuviese que mandar a imprimir una tarjeta laboral pondría en el centro su nombre, debajo, la palabra “Goleador” y al pie: “Especialidades: Oportunismo-Desmarque- Anticipo y Remate. Al dorso, “Concentración absoluta. Son las claves de su fenomenal éxito con la red.

Como el libreto de una película con final feliz, idílico, así fue el telón de temporada de esa atlética máquina autodesarrollada para el gol. Y esta vez no porque en una tanda de penales marcara el definitorio: fue la estrella de la final de Gales, el goleador de la Champions (nada menos que superando a Lionel Messi 12 a 11) y marcó la espeluznante cifra de diez goles en los últimos cinco encuentros; cinco al Bayern Munich en cuartos de final, tres el Atlético de Madrid en semifinal y dos a la Juventus en el último juego. Un récord que tal vez nunca se iguale. No puede haber goles más determinantes. Todos con su sello de oportunismo y definición a la carta.

Ganó su cuarta Copa de Europa, tiene su quinto Balón de Oro en el bolsillo y con el último tanto en Cardiff llegó a los 600 goles oficiales. Más, imposible. ¿Imposible…? No, seis días después cerró el negocio con dos tantos a Letonia por la Eliminatoria Europea para el Mundial 2018, de la que también es máximo anotador hasta ahora junto a Robert Lewandowski. Y elevó la cuenta a 602.

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Florentino Pérez encontró el jugador perfecto para su gusto y el modelo ideal de su proyecto futbolístico e institucional. Nadie puede ser más galáctico que el portugués, ni Messi, demasiado sencillo y humilde para su concepción de club suprauniversal. Y Cristiano dio con un presidente a su medida: lo mima, lo protege, lo blinda con todo el inmenso aparato deportivo, político y mediático que significa el Real Madrid. Siempre tuvo en la mira al Madrid, lo cuenta Alex Ferguson en su excelente último libro, Liderazgo: “Ya cuando lo fichamos del Sporting de Lisboa nos dijo que su sueño de toda la vida era jugar en Real Madrid. Y cuando el club español hizo la oferta por él tuvimos que cumplirle la promesa de dejarlo ir”. ¿Podrá alcanzar a Pelé…? O Rei tiene 757 goles oficiales, 1.282 contando amistosos, partidos de homenaje, etcétera.

A Cristiano le faltan 155. ¿Tendrá otros cuatro años a tope…? Hay que convenir que en esos cuatro años puede marcar unos 30 goles en selección, que también se cuentan. Debería entonces hacer 125 en el Madrid, a un promedio de unos 31 goles por temporada. No es fácil porque ya bajó un poco su caudal goleador. Venía en el orden de los 50 y 60 goles y en la 2016-2017 llegó a 42. Pero para nada inalcanzable. Además, el Madrid juega, Liga, Champions, Copa del Rey, las Supercopas de Europa y de España, el Mundial de Clubes. Ahora mismo con Portugal acomete la Copa Confederaciones. Son alrededor de 60 juegos al año, mucha competencia. La sola posibilidad de igualar en goles a Édson Arantes (sería hereje una comparación futbolística), dimensiona al portugués. Y le daría aún mayor estatura histórica.

Pelé se jubiló oficialmente en Estados Unidos jugando un partido para el Cosmos 22 días antes de cumplir 37 años. A CR7 le faltan un poco más de 4 años y medio para llegar a edad. Aunque comenzara una parábola descendente, igual le sobra tiempo para alcanzar y hasta superar los 757 goles. Desde luego, el futbolista está expuesto a las lesiones, pero Cristiano Ronaldo es un roble: en 15 temporadas ha salido 838 veces al campo, a razón de 56 partidos por curso. Casi no ha pasado por el consultorio médico.

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Está el tema de la edad, desde luego, aunque se lo ve entero. Él lo ha dicho: cree que puede llegar a jugar hasta los 40 años. De la manera en que se cuida, cómo se desenvuelve y la economía física que hace en el campo, se puede pensar que sí. Y hasta ese momento marcará goles, porque le sale naturalmente hacerlo. El artillero nato tiene el sentido del gol, un instinto que otros jugadores, aún pudiendo ser mejores, no poseen. Aparte no necesita encajar en el funcionamiento del equipo, simplemente cuando el balón pasa por ahí, tira al gol. A ello se circunscribe.

Lo notable es que, en camino a los 33 años, halló de sí mismo una versión magnífica. Se adentró en el área y allí encontró más petróleo que por las bandas. Como un híbrido que desarrolla gran velocidad con mínimo gasto de energía. Y sigue siendo inmarcable. Si se lo marca al hombre, se libera gracias a su extraordinario desmarque, da un paso hacia un lado, dos o tres en sentido contrario y confunde al marcador, que lo suelta. El que pierde la referencia de Cristiano Ronaldo dentro del área pierde también el partido. Todos saben que es un peligro, pero igual les roba la billetera.

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Waldemar Victorino, aquel goleador puntual de Nacional de Montevideo (no fallaba en los partidos decisivos), nos refirió durante una entrevista: “En 1978 jugaba en River Plate de Montevideo y nos dirigía el famoso Ondino Viera. Ondino ni se cambiaba, siempre estaba de saco y corbata, tenía un ayudante que disponía la práctica y él se subía a la tribuna a observar. Era vivísimo. Un día me agarró y me dijo: ‘Mire m’hijito, yo no quiero que usted me ande con la pelota, deje que anden otros, usted juégueme en el área. Los defensas por lo menos una vez en los 90 minutos se equivocan, usted tiene que estar ahí y meterla. ¿Sabe quién va a ser el mejor jugador de la cancha?, usted; aunque la haya tocado una sola vez’. Esas palabras siempre me quedaron y en mi carrera en cierta manera las apliqué”.

Cristiano pareciera ser depositario de los consejos del visionario Ondino (lo conocimos, un genio). Actúa tal cual. Con la pelota andan otros, Modric, Marcelo, Benzemá… Él espera el momento de dar la estocada. Es un compartimiento estanco, no conectado con el resto de la maquinaria. Jorge Valdano entrega, como siempre, una pintura del crack de Madeira: “Encuentro más complicidad en Messi que en Cristiano Ronaldo porque en su juego hay más argentinidad. Eso me provoca más cosas. Ahora, si hablamos de méritos, el de Ronaldo es infinito. Sin haber nacido genio es capaz de mirarlo a los ojos a Messi y discutirle el Balón de Oro y que Messi no se distraiga cinco minutos. Eso es extraordinario. Cristiano supo evolucionar. Así como Messi se alejó del arco contrario, Ronaldo se acercó al arco para seguir siendo tremendo protagonista en cada partido. Ante un jugador de 50/ 60 goles por temporada uno solo puede sacarse el sombrero”.

A los 32 años reinventó su posición y su juego, se lo ve pletórico, siempre quiere más. Y ahora tiene un Fórmula Uno atrás. El pronóstico augura que seguirán lloviendo goles. (O)

A los 32 años reinventó su posición y su juego, se lo ve pletórico, siempre quiere más. Y ahora tiene un F1 atrás. El pronóstico augura que seguirán lloviendo goles. Nadie puede ser más galáctico.