Omar Narváez (24 años), receptor llanero de los Medias Blancas de Chicago, está de vacaciones en Guayaquil. Aquí, su padre, también venezolano del mismo nombre, entrena al club Fatty. El pelotero de las Grandes Ligas, que para mantenerse en forma practica en Miraflores, le contó a este Diario sobre su experiencia en el mejor del planeta y de sus planes en Ecuador.

¿Por qué vino a Guayaquil?
Vine a visitar a mi papá; no lo veía desde hace dos años. Él es venezolano, pero ha vivido aquí durante los tres últimos años. Mi mamá nació acá, pero se fue a vivir a Maracay (Venezuela) cuando era niña y allá conoció a mi padre. Aquí él es instructor de béisbol.

¿Qué imagen tiene del béisbol ecuatoriano?
Hay mucho que trabajar. Acá no se difunde el béisbol en medios de comunicación, por ejemplo; esa es una idea que tenemos con mi papá aquí.

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¿Tiene planes en Ecuador?
Sí, con mi papá queremos dedicarnos a desarrollar el béisbol acá. Entre otras cosas, quisiéramos crear una liga adulta a partir del fanatismo en los niños. Me gustaría traer a Carlos Sánchez (beisbolista venezolano); somos muy buenos amigos en los Medias Blancas. También quisiera venir a vivir con mi familia cuando termine mi paso por las Grandes Ligas.

¿Fue complicado llegar adonde está ahora?
Sí. Requirió constancia, disciplina y trabajo fuerte.
No es fácil; pero si es lo
que quieres, lo vas a lograr.

¿Cómo fue su trayecto hasta llegar a Grandes Ligas con los Medias Blancas?
Juego desde los 4 años por incentivo de mi papá. Pasé por academias y ligas infantiles, similares a las que hay en Ecuador, pero no jugué en las juveniles porque firmé contrato como profesional a los 16 años. En las ligas menores, fui rookie (novato, nivel inicial en dicha categoría) a los 17 años en el equipo de Tampa Bay, en la Liga de Verano de Venezuela, durante dos temporadas. Luego llegué a EE.UU., donde fui subiendo de liga hasta llegar a Triple A (nivel máximo de las Ligas Menores) con los Medias Blancas. Y el año pasado ya tuve la oportunidad de debutar en las Grandes Ligas.

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¿Qué tal le fue a partir de ese estreno en las Mayores?
Cuando recién subí a las Grandes Ligas fui segundo receptor. Debuté tras una lesión de Álex Ávila (receptor estadounidense), excompañero, lo que me permitió estar con Dioner Navarro (llanero), quien era el titular. Luego él fue traspasado (a los Azulejos de Toronto ) y obtuve la titularidad a fines de la temporada pasada, en agosto. Yo ya había debutado el 17 de julio anterior.

¿Cuál fue su registro el año pasado con Chicago?
Jugué 34 partidos y tuve 101 turnos (al bate) con un promedio (de bateo) de .267. (conectó un jonrón y tuvo
diez carreras remolcadas).

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¿Qué tal es como bateador?
Me considero un bateador de muchas líneas, que pelea su turno. No soy uno de poder ni tampoco que impulse muchas carreras, pero siempre intento sacar lo mejor que tiene el pícher.

¿Cómo les fue a los Medias Blancas en el 2016?
Sufrimos bastantes lesiones, principalmente de los peloteros experimentados (como Carlos Rodón), por lo que fue una temporada difícil. Somos un equipo joven.

¿Qué sintió al ver al otro equipo de Chicago (los Cachorros) ganar la Serie Mundial del 2016?
(Risas) No es tan positivo para nuestro equipo, pero las personas irán más a los juegos de béisbol en la ciudad.

¿Cuándo se reportará con su equipo para entrenar?
La fecha máxima es el 14 de febrero, pero pienso hacerlo una semana antes para el spring training (entrenamientos de primavera).

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¿A quién considera el mejor beisbolista actualmente?
Miguel Cabrera (jonronero, primera base venezolano), de los Tigres de Detroit.

¿Lo conoce?
De niño. Quería ser como él y cuando me di cuenta, ya lo tenía al lado mío en un juego.

¿Cuál es su postura en cuanto al problema de dopaje en el béisbol?
Es un tema muy delicado. Prefiero no opinar sobre eso, porque se trata de una decisión personal.

¿Considera válido que el Salón de la Fama del Béisbol admita el ingreso de jugadores con casos de dopaje positivo?
Sí, pues un error no debería marcar a una persona. Todos somos humanos y cometemos errores. Además, no se trata solo de dopaje; eso solo no permite que un pelotero haga decenas de jonrones. Hay que saber pegarle a la pelota.

¿Cómo se visualiza en las próximas temporadas?
Uno (el beisbolista) nunca ve más allá de un año. A largo plazo, sería perfecto si me quedo en Chicago, pero esto (el béisbol) es un negocio y hay que ver qué pasa.

¿Y luego del béisbol?
Voy a dedicarle tiempo a mi familia. (D)

De niño quería ser como Miguel Cabrera (venezolano estrella de Tigres); cuando me di cuenta, ya lo tenía al lado mío, en un juego (de Grandes Ligas)Omar Narváez, beisbolista venezolano de los Medias Blancas